4 de julio de 2011

Mensaje AMLO 4 de julio del 2011




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Triunfa el fraude electoral en el Edomex: movilizarnos en las calles para obligar al PRI a retroceder

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Escrito por:
Edén Alcíbar

Los resultados electorales en el Estado de México, Nayarit y Coahuila han favorecido al PRI y de inmediato la burguesía ha comenzado una campaña propagandística que habla de la supuesta fortaleza del PRI “como en los años 70 y 80”, dirían, y de su supuesta inminente victoria en las elecciones presidenciales del 2012. La explicación que nos ofrecen los intelectuales burgueses propanistas es la de que “los mexicanos no aprenden”; “no tienen memoria”, etcétera. Con esto pretenden provocar el máximo de confusión y desmoralización entre las filas de la izquierda.

La perspectiva que trazamos los marxista de Militante, se ha visto confirmadas, pues el PRI ha logrado retener la gubernatura del Estado de México (Edomex) gracias al fraude electoral y a la falta de combatividad de los dirigentes de izquierda, que no organizaron ninguna movilización ni lanzaron ninguna medida seria para detener el fraude, renunciando de esa manera en los hechos a reanimar a la enorme mayoría de la población del Edomex, sumida en la pobreza y deseosa de un cambio de gobierno.

Los resultados de las elecciones en el Edomex plantean la necesidad de discutir las tácticas de lucha de la izquierda, particularmente del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) encabezado por Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y del PRD. Las bases de estas organizaciones necesitamos debatir e impulsar un giro a la izquierda en cuanto al programa y métodos de lucha de nuestro movimiento.

Era necesario combatir el fraude

Las conclusiones políticas a las que llegaron millones de trabajadores a partir de la lucha contra el fraude electoral en el 2006 se han reafirmado en la conciencia del proletariado en el transcurso de cinco tortuosos años de gobierno de Calderón. Que el Estado y sus instituciones están al servicio de una minoría de empresarios y banqueros, es una lección que no se olvida y una vez más ha estado presente en las elecciones del Edomex.

Para la base de la izquierda ha sido claro que el PRI organizaría un monumental fraude electoral para retener la gubernatura del Edomex. Que dicho partido contaría para ello con el contubernio del Instituto Electoral de Estado de México (IEMM), los monopolios televisivos, los grupos empresariales como el Grupo Atlacomulco, e incluso con el apoyo activo de la iglesia, no era una conclusión novedosa o extraordinaria, la base de la izquierda no esperaba un escenario distinto. El PRI ha operado de esta manera durante décadas ¿Por qué no lo haría en esta ocasión? El mismo Alejandro Encinas, candidato de la izquierda en el Edomex, fue bastante explícito pues a dos semanas de las elecciones declaría su desconfianza hacia las instituciones electorales: “No. Es un instituto hecho a modo (el IEEM), con una ascendencia enorme del gobernador (Peña Nieto). El hecho de no garantizar la equidad y tolerar prácticas ilegales es un mal indicio para la jornada(electoral)”.

No obstante la denuncia ha resultado totalmente insuficiente y es que las acciones legales que han adoptado los dirigentes de izquierda finalmente van a parar a manos de las mismas instituciones al servicio de los potentados. Los dirigentes de la izquierda tenían cómo responsabilidad no solo denunciar las maniobras fraudulentas del PRI pues sobre todo debían de paralizarlas por medio de la movilización. Los trabajadores, jóvenes y campesinos pobres son la única fuerza capaz de evitar el fraude, y los dirigentes debían basarse en esta fuerza, no obstante no lo hicieron.

Cómo era de esperarse el PRI continúo con toda su maquinaria fraudulenta, haciendo uso de la coerción de los sectores más apolitizados y abatidos por la pobreza extrema del estado, contando con cantidades gigantescas de recursos económicos para manipular electoralmente las enormes necesidades materiales de esta clase de sectores de la población.

Pero el éxito del fraude y lo coerción no solo se pueden explicar por las maniobras del PRI, el Estado y la burguesía; la idea de que el aparato del PRI es “todo poderoso” es falsa, que los sectores más atrasados de las masas tengan un peso a la hora de definir la elección, está en función de hasta dónde la izquierda puede movilizar a los sectores más avanzados, organizarlos y utilizarlos como una fuerza viva, capaz de contrarrestar la coerción. En este sentido la tarea más importante de la izquierda era agrupar y movilizar a los sectores proletarios del Edomex, comenzando por agitar en las zonas industriales y en los bastiones históricos del PRD en el estado, organizando movilizaciones, marchas, paros en la industria, acciones que de forma concreta minaran al PRI y demostraran la capacidad y fuerza del proletariado. Estas acciones decididas y concretas hubieran sumado a decenas de miles e incluso millones a la campaña de la izquierda, con lo que la coerción del PRI basada sobre todo en los campesinos pobres y sectores marginados de las ciudades, hubiera caído en la impotencia.

Campaña sin movilización: escenario ideal para el PRI

El escenario ideal para el PRI era por lo tanto una campaña “normal” basada en los elementos formales de la democracia burguesa, con una pobre movilización y agitación de parte de la izquierda, donde esta se limitara a la denuncia legal y verbal, al mismo tiempo que el PRI operaba el fraude por supuesto al margen de la legalidad, pero contando con todo el aparato del Estado de su lado, en este sentido el PRI incrementó de 2010 a 2011 en un 150% la cantidad de dinero destinada a “apoyos sociales” en la entidad.

El PRI y los medios de comunicación burgueses se esforzaron al máximo para presionar a la izquierda en el sentido de que aceptara los resultados electorales, temían que una política decidida de la izquierda exacerbara la lucha de clases al nivel de la lucha contra el fraude en el 2006, lamentablemente Encinas no planteo ningún método de lucha al margen de la supuesta legalidad impuesta por el IEEM, ello sin duda dio confianza al PRI para seguir operando hasta el último momento el fraude. Finalmente los dirigentes después de reconocer el fraude, estaban aceptando el compromiso de aceptar los resultados.

Balance del 3 de Julio

La burguesía y el PRI continuaron en todo momento en su táctica de distorsionar la realidad, desde que comenzó la campaña electoral las encuetas le daban a Eruviel una supuesta ventaja de hasta 30 puntos por encima de Encinas, otorgándole a este último una intención de voto del 20 por ciento, al igual que al panista Bravo Mena. Cómo hemos señalado en otros artículos, si la ventaja del PRI fuera de las magnitudes que lo presentaban ¿Por que el PRI tuvo que parar la aprobación en las cámaras legislativas de contrarreformas clave para la burguesía como la de la Ley Federal del Trabajo o de Seguridad? Para el PRI era fundamental aprobar estas reformas, ya que con ello terminaría de granjearse el apoyo del imperialismo y de sectores de la burguesía que aun mantienen un apoyo al PAN y a Calderón. Sin embargo tuvieron que dar marcha a tras siendo ellos los primeros en reconocer de esta manera y en contra de su voluntad que las encuestas eran una falsificación de la realidad.

Los resultados electorales que ha ofrecido el IEEM con el 80% de las casillas contabilizadas dan el triunfo a la coalición encabezada por el PRI con el 62% de los votos, quedando en segundo lugar la coalición de izquierda que encabeza el PRD con 21% y en el PAN con un resultado marginal de 12%. La propaganda de la burguesía se ha centrado en hacer eco del “triunfo histórico del PRI”, tratando de erigir una cortina de humo que distorsione el balance sobre el estado de ánimo real en la sociedad.

A la par de estos resultados el abstencionismo fue del 57% a nivel estatal y en el caso de los dos municipios más poblados y fundamentales para definir la elección, Netzahualcóyotl y Ecatepec, el abstencionismo llegó al 63% y al 65% respectivamente. El IEMM se quedó muy por debajo de su objetivo de asegurar una participación mínima del 50% de los electores; este objetivo era ya insuficiente para mostrarlo como un ejemplo de participación, pero ahora con una participación de apenas el 43% de los electores no tienen un margen mínimo para hablar de una elección concurrida y por lo tanto de un aval de la mayoría hacia el partido ganador.

El escaso nivel de participación refleja el descrédito de la democracia burguesa y sus instituciones, esto ratifica que para la base de la izquierda el principal factor de cohesión y de ánimo a la hora de participar en la campaña no lo alimentaba el hecho de que los dirigentes de la izquierda se apegaran a las “reglas democráticas”, sino que lo más importante para la base social del PRD y Morena era percibir que más que unas elecciones convencionales se trataba de una lucha decidida, donde la movilización marcaría el tono de la elección para contrarrestar el fraude.

Para el PRI era un objetivo estratégico no sólo ganar la elección pues además pretendía hacerlo con una participación que les permitiera hablar de legitimidad, por ello el objetivo de dicho partido era captar 3 millones de votos. Si bien esto no era factible dada su debilidad, si reflejaba una intención de aumentar su legitimidad. También el IEEM estaba en la misma sintonía y para lograr el 50% de participación trasformaron a de las elecciones en la más caras no sólo de México sino de toda América Latina.

El abstencionismo también es una muestra de que la izquierda no logró movilizar a su base natural de apoyo integrada por millones de trabajadores, jóvenes, campesinos, etcétera, pero tampoco la derecha logró agrupar a estos sectores y de hecho está imposibilitada para hacerlo. Por ello es que la tónica de la elección estuvo marcada por el abstencionismo, cómo un reflejo de la incredulidad en el régimen y también cómo una forma de crítica hacia la izquierda, la cual no fue capaz de aprovechar el descontento hacia la política de la burguesía y sus partidos, el PRI y PAN.

La izquierda tuvo hasta el último momento la oportunidad para darle un giro a la campaña y asestarle un golpe al fraude del PRI. Las inundaciones en Chalco, Nezahualcóyotl y finalmente en Ecatepec, brindaron esa nueva oportunidad para echar por tierra la campaña de PRI y movilizar al sector decisivo del electorado. Estos tres municipios que concentran al 60% de la población del Edomex, eran desde el principio el sector a ganar, tanto para la derecha cómo para la izquierda. Los primeros se organizaron para ganarla en función de la coerción y los segundos debieron de basarse en la movilización para aglutinarlos.

El enorme descontento hacia el gobierno federal y estatal, en manos del PAN y PRI respectivamente, estaba a flor de piel, el accidente que afecto a decenas de miles de familias pobres días antes de la elección puso al descubierto de forma cruda lo que ha significado el PRI para la mayoría de la población del Edomex. Miles de familias pobres estaban urgidas de una respuesta rápida y enérgica. Era tal el descontento que Eruviel tuvo que cambiar su cierre de campaña, originalmente lo realizaría en Ecatepec y finalmente tuvo que optar por Toluca, ante el temor de que la inconformidad se reflejara en su propio cierre de campaña. La izquierda en vez de movilizarse en apoyo a la población afectada y lanzar una campaña intensa de denuncia y agitación en torno a la explicación de raíz sobre la problemática que se vivía y plantear una política de clase para luchar por una solución de fondo, guardó un silencio sepulcral omitiendo cualquier acción concreta ante la necesidad de miles de familias proletaria. De haberse lanzado una política audaz hacia las miles de familias afectadas, este sector sin duda hubieran volcado su apoyo a la izquierda en las elecciones.

La izquierda dejó pasar sistemáticamente oportunidades para movilizarse en contra del fraude, ello sin duda alimentó el escepticismo hacia el proceso electoral en su conjunto.

No obstante los resultados de este 3 de julio que le dan el triunfo al PRI en el Edomex, la reacción de los trabajadores de la ciudad y el campo no puede ser la de aceptar pasivamente el fraude electoral. Debemos movilizarnos y actuar de forma decidida impulsando acciones que puedan revertir el fraude. Encinas y AMLO tiene que ser consecuentes con esta necesidad y deben ser los primeros en convocar a la movilización e incluso a paralizar al Edomex por medio de una huelga de 24 horas en esta entidad y convocando a toda los militantes y simpatizantes de base del PRD y de Morena a nivel nacional a unirse a estas acciones organizado mítines y plantones como repudio al fraude en todas las principales ciudades del país. Una medida clave para la lucha será convocar al movimiento obrero mexiquense a unirse a la lucha llamándolo a la movilización explicando el gris panorama para los trabajadores bajo un nuevo gobierno del PRI, pero también retomando como demandas el derecho a un salario digno y a un trabajo estable, así como la lucha contra por la democracia sindical, entre otras. La movilización callejera y la huelga, junto con los comités de acción contra el fraude electoral en cada fábrica, centro de estudios; en cada barrio obrero, en cada ejido y comunidad, es el camino a seguir para derrotar el fraude electoral y no el de las instituciones y la legalidad burguesa, las cuales han demostrado de manera reitera estar al servicio del PRI, el PAN, de Calderón y de la mafia del poder.

Por un programa de lucha socialista para Morena y el PRD

Hasta el momento de escribir este artículo no ha habido ningún pronunciamiento de AMLO al respecto de los acontecimientos en el Edomex, no obstante los resultados electorales deben llevar a un profundo debate democrático y camaraderil sobre los métodos de lucha y el programa que Morena y el PRD deben adoptar. Si bien AMLO ha insistido en que el método de lucha más optimo para la izquierda es la vía electoral, ha quedado demostrado que la vía electoral por sí misma no puede dar el triunfo a la izquierda. La izquierda puede y tiene todas las condiciones favorables para ganar las elecciones siempre y cuando se base en la movilización de la clase trabajadora, con el objetivo de transformar de forma radical y en un sentido revolucionario al conjunto de la sociedad. Las elecciones en el Edomex son una nueva fuente de lecciones, de cara a la táctica de lucha y el programa que debe defender AMLO y demás dirigentes. Al igual que la imposición de Calderón fue apenas el inicio para profundizar los ataques en contra de la clase trabajadora, la imposición del PRI en el Edomex es apenas el primer paso para recrudecer las pésimas condiciones de existencia de millones de trabajadores de dicha entidad, por ello tenemos que continuar organizándonos, sacando lecciones de esta lucha electoral e impulsando una política socialista y revolucionaria dentro de las organizaciones de la clase trabajadora.

Fecha:
04 de julio del 2011




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