!VIVA EL DR. SALVADOR ALLENDE y la heroica lucha del Pueblo Chileno, ejemplo para toda Latinoamérica!
SOL Y LLUVIA adios general
Santiago de Chile. 11 de Septiembre de 1973.
Seguramente ésta será la última oportunidad en que pueda dirigirme a ustedes. La Fuerza Aérea ha bombardeado las antenas de Radio Magallanes.
Mis palabras no tienen amargura sino decepción. Que sean ellas un castigo moral para quienes han traicionado su juramento: soldados de Chile, comandantes en jefe titulares, el Almirante Merino, que se ha autodesignado comandante de la Armada, más el señor Mendoza, General rastrero que sólo ayer manifestara su fidelidad y lealtad al Gobierno, y que también se ha autodenominado Director General de Carabineros.
Ante estos hechos sólo me cabe decir a los trabajadores: ¡Yo no voy a renunciar!
Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad del pueblo. Y les digo que tengo la certeza de que la semilla que hemos entregado a la conciencia digna de miles y miles de chilenos, no podrá ser segada definitivamente.
Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos.
Trabajadores de mi Patria: Quiero agradecerles la lealtad que siempre tuvieron, la confianza que depositaron en un hombre que sólo fue intérprete de grandes anhelos de justicia, que empeñó su palabra en que respetaría la Constitución y la ley, y así lo hizo.
En este momento definitivo, el último en que yo pueda dirigirme a ustedes, quiero que aprovechen la lección: el capital foráneo, el imperialismo, unidos a la reacción, crearon el clima para que las Fuerzas Armadas rompieran su tradición, la que les enseñara el General Schneider y reafirmara el comandante Araya, víctimas del mismo sector social que hoy estará esperando con mano ajena reconquistar el poder para seguir defendiendo sus granjerías y sus privilegios.
Me dirijo a ustedes, sobre todo a la modesta mujer de nuestra tierra, a la campesina que creyó en nosotros, a la madre que supo de nuestra preocupación por los niños. Me dirijo a los profesionales de la Patria, a los profesionales patriotas que siguieron trabajando contra la sedición auspiciada por los colegios profesionales, colegios clasistas que defendieron también las ventajas de una sociedad capitalista.
Me dirijo a la juventud, a aquéllos que cantaron y entregaron su alegría y su espíritu de lucha. Me dirijo al hombre de Chile, al obrero que trabajó más, al campesino, al intelectual, a aquellos que serán perseguidos, porque en nuestro país el fascismo ya estuvo hace muchas horas presente en los atentados terroristas, volando los puentes, cortando las vías férreas, destruyendo los oleoductos y los gasoductos, frente al silencio de quienes tenían la obligación de proceder.
Estaban comprometidos. La historia los juzgará.
Seguramente Radio Magallanes será acallada y el metal tranquilo de mi voz ya no llegará a ustedes. No importa. La seguirán oyendo. Siempre estaré junto a ustedes. Por lo menos mi recuerdo será el de un hombre digno que fue leal con la Patria.
Pocas veces se advierte en Chile la inmensa estatura que ha alcanzado la figura histórica del presidente Salvador Allende. Su nombre se encuentra en las más diversas latitudes, en diversas ciudades del planeta. En nuestro país, todavía hoy, se insiste en la burda caricatura con que la propaganda de derechas estigmatizó al que fuera el líder de una de las primeras revoluciones democráticas en el mundo entero. La experiencia chilena mostró que el reclamo por justicia social puede conjugarse con los cánones de una democracia. Esta idea fundamental, que no ha perdido en absoluto su pertinencia en América Latina, se adelantó varias décadas a los debates de las izquierdas en las postrimerías de la ex Unión Soviética y a los aportes teórico-políticos del llamado “euro-comunismo”.
Se ha pretendido escindir la figura del presidente Allende en la de un demócrata tradicional, senador de la república, de aquella de un revolucionario apasionado. Dos rostros que,- como el dios Jano - no obstante, coexisten en una misma cabeza, sin advertir que allí radicó, precisamente, la profunda lozanía y novedad de la experiencia chilena. El desafío que planteó el doctor Allende a la sociedad chilena, y por el que dio su propia vida, no es otro que insuflar de su pleno sentido el concepto de “democracia”, una tarea que sigue pendiente en nuestro país. Construir un orden social más justo en que la dignidad humana sea la medida de todas las cosas y no el lucro y la codicia. Construir un orden social y político plural, diverso, en que todos encuentren su lugar. Tal como señaló Salvador Allende en un palacio presidencial bombardeado y envuelto en llamas: “La historia la hacen los pueblos”
En la actualidad, las nuevas generaciones de estudiantes, trabajadores, hombres y mujeres, conscientes o no de ello, vuelven sobre un camino que es, paradojalmente, distinto y sin embargo, el mismo: Construir una democracia amplia e inclusiva en que la educación, la salud y la previsión social no estén sometidas a la lógica del dinero, castigando a la clase media y a los más pobres. Cada generación es convocada a protagonizar su historia, retomando la senda hollada por el sufrimiento de tantos. Los chilenos de hoy están convocados a escribir su historia, una nueva constitución que deje atrás los decretos militares redactados en los sótanos de una dictadura.
Cada marcha en las calles, cada pancarta y cada grito testimonia en el “ahora” de esta historia, los ecos de un “otrora” acallado por mucho tiempo. La voz de Salvador Allende resuena hoy como la de un hombre digno que contrasta con las miserias de la política contemporánea. Como toda figura histórica universal, su propia estatura minimiza aquella de sus verdugos y detractores interesados. Finalmente, en la perspectiva de la historia es su voz valiente la que se hace eterna y silencia para siempre la de quienes en nombre de sus sórdidos intereses encarnaron la infamia, la mentira y la traición.
11 de septiembre a 38 años de vil zarpazo fascista
Este 11 de septiembre recordamos el nefasto día en el que hace exactamente 38 años se produjo el cruento golpe militar fascista encabezado por Augusto Pinochet contra del Líder revolucionario electo por el voto popular Salvador Allende, el cual llevó el terror y la abominación al pueblo chileno.
Bastante se ha escrito sobre la experiencia chilena y las causas que condujeron a su abrupta aniquilación por la voluntad del imperio norteamericano, como se recordara Salvador Allende fue el primer presidente socialista en llegar a poder por la vía del sufragio.
En aquellos años (al igual piensan hoy de todos los gobernantes progresistas) para los Estados Unidos y sus socios europeos, significó un enemigo muy pesado al observar aspiraciones del gobierno socialista, en lo atinente a saldar la deuda social que contravenía sus intereses económicos y políticos en la región.
De ese modo el gobierno popular de Allende no supero los 3 años y sometido al asedio de la CIA conspirando y donde la guerra mediática jugo papel preponderante, provocaron una crisis política y económica acompañados en su plan por sectores internos y externos, que condujo al triste desenlace de un golpe de Estado sangriento que atormento a la patria chilena por 15años, con la más cruel dictadura conocida en el hemisferio.
Afortunadamente en el chile del siglo XXI insurge con un vigoroso movimiento popular que encarna su gran comunidad estudiantil dentro de la cual destaca la joven Camila Amaranta Vallejo Dowling presidenta de la Federación de Estudiantes de Chile FECH quien en su discurso de asunción a la FECH afirmo, “Creemos que la clave del éxito para el movimiento estudiantil está en volver a situar a la Federación en una posición de vanguardia a nivel nacional, en volver a entretejer redes sociales con los pobladores, los trabajadores, las organizaciones sociales y gremiales, los jóvenes que se quedaron fuera de la Universidad pateando piedras, en otras palabras, hablamos de volver nuestra mirada al conjunto de los problemas sociales que hoy rodean a la Universidad y con los cuales estamos íntimamente vinculados y comprometidos”.
Tenemos fe en el pueblo chileno que aprendió de la fatalidad y la ingenuidad política que rodeo la primera experiencia revolucionaria, como bien lo dijo Camila mas adelante en su intervención “Debemos romper con aquella burbuja universitaria que instala el individualismo, la competencia y el exitismo personal como patrón de conducta para los estudiantes por sobre ideas y conceptos fundamentales como lo son la solidaridad, la comunidad y la colaboración entre nosotros”. (Discurso de asunción a la presidencia de FECH http://cuadernodetrabajo. wordpress.com)
En nuestro corazón palpita la esperanza y igual que Aquiles Nazoa decimos “creo en los poderes creadores del pueblo” el mejor tributo a Salvador Allende y los miles de hombres y mujeres que ofrendaron sus vidas por un mejor Chile se está realizando en estos momentos en las calles y las alamedas, Honor y gloria al presidente mártir Salvador Allende.
*Antonio González Ordoñez para Tercera Información