anuel Mel Zelaya mide casi 1.90 de estatura, tiene un espeso bigote negro, usa sombrero de ala ancha y calza botas vaqueras. Hijo de terratenientes, estudió la carrera de ingeniería civil, pero no la terminó. Antes de involucrarse en política se dedicó a hacer exitosos negocios forestales y ganaderos. En 1987 fue nombrado directivo del Consejo Hondureño de la Empresa Privada (COHEP) y presidente de la asociación gremial de los madereros.
Mel ingresó en 1970 al Partido Liberal Hondureño (PLH), organización de amplia y documentada trayectoria anticomunista, con el que fue diputado en varias ocasiones y desde donde ocupó diversos cargos públicos. Los liberales y el Partido Nacional de Honduras (PNH) son las dos principales formaciones partidarias, entre las cinco existentes. Sin embargo, a la hora de gobernar, no hay entre ambos discrepancias esenciales. “Lo único que los diferencia –asegura un dirigente obrero– es el color de las banderas: una es azul y la otra roja y blanco.”
En 2006, Manuel Zelaya tomó posesión como presidente de Honduras. Durante la campaña se presentó como un genuino y honrado hombre de campo, de palabra directa y franca, desligado de la clase política tradicional, creyente temeroso de Dios, dotado de mano firme para combatir la corrupción, campechano, aficionado a tocar la guitarra y a montar caballos. Dispuesto a satisfacer las peticiones de democracia participativa y reforma política, reivindicó el poder ciudadano.
Ya como mandatario, apoyó el Tratado de Libre Comercio (TLC) entre República Dominicana, Centroamérica y Estados Unidos (CAFTA, por sus siglas en inglés), en medio de fuertes protestas en su contra. Ello no le impidió acercarse al gobierno de Hugo Chávez y formar parte de Petrocaribe, alianza en materia petrolera signada por varios países caribeños para adquirir combustible venezolano en condiciones de financiamiento preferencial, pagando 50 por ciento en un plazo de 90 días y el resto en 25 años, con una tasa de interés de uno por ciento.
Con el paso del tiempo, su discurso político combinó su adscripción al liberalismo socialista (para que todos los beneficios del sistema vayan allá, donde más se necesitan: las mujeres, los hombres, los niños, los campesinos, los productores
), la crítica al intervencionismo estadunidense, el apoyo a Cuba y las invocaciones a Dios.
Al frente de una nación extremadamente pobre y sin cohesión social, con un gobierno descapitalizado, y con grandes dificultades para obtener financiamiento internacional, Zelaya coronó el pastel de su conversión ideológica incorporándose a la Alternativa Bolivariana para las Américas y el Caribe (Alba). La propuesta de integración regional de los países de América Latina y el Caribe, impulsada originalmente por Cuba y Venezuela, que pone énfasis en la lucha contra la pobreza y la exclusión social, le permitió, según Pavel Uranga, obtener dinero rápido para atender las demandas del país.
En un primer momento, el alejamiento del presidente Zelaya con la oligarquía no fue necesariamente bien recibido por amplios sectores del movimiento popular hondureño. Según el luchador social Lorenzo Reyes, ni él ni la mayoría de sus compatriotas dieron ninguna importancia al hecho de que Zelaya visitara Nicaragua u otros países, ni que hablara con Chávez o con cualquier líder mundial de izquierda, porque al fin y al cabo lo hacía como diversión o rélax, ya que al final no cambiará su ideología de derecha. “Para el pueblo –asegura– y para nosotros como Movimiento Popular no significa nada porque en Honduras el hombre no se define: un día dice cosas de derecha, otro día actúa un poco sesgado a la izquierda y está en dos aguas… es decir, no es de aquí ni de allá.”
El movimiento popular hondureño tiene, desde hace muchos años, un vigor y un protagonismo notable. Integrado por sindicatos clasistas, organizaciones campesinas, pueblos indígenas, asociaciones de profesionistas y estudiantes, surgidos, en parte, del trabajo organizativo de grupos de la teología de la liberación y de la izquierda revolucionaria, se ha dado a sí mismo instrumentos unitarios como el Bloque Popular. Durante los primeros 32 meses de gobierno, Zelaya enfrentó, cuando menos, 722 conflictos sociales de diversa magnitud, incluido los paros cívicos nacionales de 2008, que paralizaron al país por demandas como el control de los precios de la canasta básica, la no municipalización de los proyectos de agua potable y la aprobación de un aumento general de salario.
Lejos de circunscribirse a la lucha por sus reivindicaciones inmediatas, el movimiento posee una visión de cambio social profunda. Como ha señalado Rafael Alegría, coordinador de la Vía Campesina Centroamericana, los movimientos sociales tenemos el derecho de construir un nuevo ordenamiento jurídico que favorezca a todos los sectores sociales del país que siempre han estado excluidos y marginados. Por lo tanto, nos pronunciamos en favor de la consulta popular. La nueva Constitución debe servir para refundar el Estado y darle todo el poder al pueblo, que es el soberano
.
Este movimiento ha cambiado, desde abajo, la correlación de fuerzas y creado una situación inédita. Son sus integrantes quienes han salido a la calle a defender a un presidente dispuesto a emprender la ruta de la transformación social. En mucho, la conversión de Zelaya es producto de la presión popular en el marco de un nuevo contexto regional. En un país en el que los dos principales partidos se distinguen sólo por el color de sus emblemas, las organizaciones populares han apostado por la construcción una nación realmente diferente: una que abandone la ruta del neoliberalismo. En el camino, hicieron de su presidente un político distinto al que era cuando llegó al poder.
El mandatario constitucional anuncia que regresará a su país el jueves, luego de ir a EU
Inmediaciones de la Casa Presidencial, escenario de la represión; soldados usan gas lacrimógeno
Civiles responden con piedras; militares dispersan a manifestantes con disparos al aire
Tegucigalpa, 29 de junio. Con todo y toque de queda, los seguidores del mandatario Manuel Zelaya permanecieron frente a la Casa Presidencial la primera noche de la ausencia de éste, y piensan seguir en las calles, alentados por el respaldo internacional que solamente el gobierno surgido del golpe militar no quiere ver.
Quieren quitar a Zelaya a cualquier costo, pero lo único que han conseguido es mostrarnos como un país salvaje, donde no se respetan las reglas de la democracia. ¿O se recuerda otro caso en el mundo en que una encuesta haya originado un golpe de Estado?
, pregunta Rafael Alegría, dirigente hondureño de la Vía Campesina, mientras recorre, con toda la discreción que le es posible, las inmediaciones de la Casa Presidencial, escenario de escaramuzas a lo largo de la tarde, con saldo de al menos 50 heridos y un número indeterminado de detenidos.
A media tarde, los soldados avanzan en formación espartana. Traen escudos de granaderos, para protegerse de las piedras que lanzan los manifestantes, pero no dejan sus armas largas.
Por delante del grupo de militares, tres hacen de vanguardia, con las armas listas.
La mayoría de los defensores de Zelaya echan a correr. Sólo unos cuantos jóvenes se atreven a permanecer cerca de los soldados. Pocos lanzan piedras. Los militares responden con tiros al aire. Con 10 minutos de disparos ahuyentan a los zelayistas.
Sacó de sus jaulas a los gorilas
A unas calles de distancia, en el otro extremo del cerco que el ejército traza en la zona, ocurre una batalla campal. Los de este lado no son tan pacíficos
, dice un líder de colonos. Llueven piedras y botellas sobre los efectivos castrenses. Los jóvenes han levantado barricadas y queman llantas viejas. Al menos tres veces hacen retroceder a la policía.
El aire se llena de gas lacrimógeno, del tronido de un helicóptero y del ulular de las sirenas de la Cruz Roja. Más tarde, los socorristas reportarán decenas de heridos por balas de goma.
Eso dicen que me tiraron a los pies
, narra un anciano, empleado público, quien masculla su rabia a pocos pasos de los soldados. “Esa basura de Roberto Micheletti (presidente de facto) sacó de sus jaulas a los gorilas. ¡Carajo! Si fuéramos como el pueblo venezolano, ni se hubieran llevado a Mel (así llaman sus seguidores a Zelaya).”
La estudiante Karina Ávila tiene otra explicación: la mayoría de la gente cree que el presidente Zelaya renunció. Los medios de comunicación están secuestrados y nosotros, como pueblo, también
.
Los golpistas sacaron del aire no sólo a las estaciones radiofónicas independientes, sino también a cadenas como CNN y Telesur, de modo que la información que reciben la mayoría de los hondureños es sólo la versión oficial. Ya entrada la noche, por ejemplo, Radio América recomienda a los automovilistas evitar una carretera. No hay manera de cruzar por ahí
, dicen los locutores, sin mencionar que el motivo es un bloqueo de los apoyadores de Zelaya.
La misma estación dedica 30 segundos a informar la postura del Departamento de Estado de Estados Unidos y cuatro veces más a las declaraciones de un dirigente opositor a Hugo Chávez, quien condena la injerencia
del presidente venezolano en los asuntos del país centroamericano.
La mayor parte de la emisión, sin embargo, se dedica a reportar los estragos de un tremendo aguacero sobre Tegucigalpa.
De boca en boca, y por algunas notas que escapan a la censura, se sabe que las protestas no se limitan a la capital.
¡Somos un pueblo desarmado!
Tenemos la decisión de ir hasta las últimas consecuencias, y en esa ruta las próximas 48 horas serán cruciales
, afirma Rafael Alegría. Los sectores que apoyan a Zelaya no se han limitado a armar piquetes en los alrededores de la Casa Presidencial.
Aquí se daba un golpe de Estado y no pasaba nada. Pero ahora vamos a responder con acciones más fuerte y bien planificadas
, asevera Eulogio Chávez, presidente del Colegio de Profesores de Educación Media.
Los maestros decretaron este día un paro indefinido de labores, y aseguran que a partir de este martes se les sumará el resto de empleados públicos y, poco a poco, los del sector privado
.
Las organizaciones populares con presencia nacional, agrega Alegría, han dado instrucciones de realizar protestas en todo el territorio, y ya se han efectuado marchas y bloqueos de carreteras, al menos en los departamentos de Colón y de Atlántida. Diez mil campesinos de Olancho, la región de origen de Zelaya, trataron de llegar a Tegucigalpa. Fueron detenidos en retenes que el ejército ha instalado en las vías que conducen a la capital.
Las cadenas comerciales de radio y televisión no informan acerca de estos hechos, pues se dedican, abunda Alegría, a venderle a la gente la idea de que no pasa nada, y al mismo tiempo a decirle que mejor no salga a la calle
.
Buena parte de los comercios de la zona de conflicto permanecían abiertos, pese a que el domingo cerraron sus puertas. Pero volvieron a cerrar cuando comenzó el desalojo de manifestantes.
Este martes podrían seguir igual, pues el Frente de Resistencia Popular espera que se sumen los estudiantes y otros sectores que no han estado presentes en las protestas.
En el frente externo, Zelaya tiene el apoyo de la Organización de Estados Americanos y de prácticamente toda la comunidad internacional, que ha condenado el golpe. Aquí, sus apoyadores son maestros, campesinos pobres, colonos, trabajadores. El Partido Liberal, que lo llevó al poder, hace tiempo que le es adverso.
¿Cómo se explica eso? Hay que entender que la clase política hondureña es extremadamente atrasada
, explica Alegría. Lo que Zelaya ha hecho son pequeñas reformas. Él no es un socialista ni un revolucionario, pero esas reformas, que no tocan un pelo de la oligarquía, han sido suficientes para que lo ataquen furiosamente.
Alegría relata, para dibujar el retrato de Zelaya, que una persona de escasos recursos, cercana al presidente, le pidió que hablara con el sindicato del ramo antes de vender la empresa portuaria estatal. Los sindicalistas le informaron que el Estado se quedaba con 28 centavos de cada lempira que ingresaba por los puertos.
Luego, los empresarios que querían el sector informaron al mandatario que ellos entregarían seis centavos de cada lempira. ¿Y dónde está el negocio?
, preguntó. El negocio es para nosotros
, le respondieron.
Hechos de esa naturaleza propiciaron el viraje de Zelaya, quien realizó reformas para aumentar el salario mínimo y resolver el rezago agrario, gracias a lo cual se acercó a sectores populares.
En el frente externo, Zelaya se acercó a los presidentes Hugo Chávez, de Venezuela; Evo Morales, de Bolivia, y Rafael Correa, de Ecuador. Y eso no se lo perdona la burguesía.
A mí no me interesa que el comunismo entre aquí. Soy estudiante, amo la paz y soy cristiana. Pero no puedo ser cómplice de este atraco
, expresa la joven Karina Ávila, mientras un camión de soldados pasa a unos metros y unas señoras les gritan ¡cobardes!
Karina apresura el paso porque llega un contingente de policías: Necesitamos la ayuda internacional, ¡somos un pueblo desarmado!
“¡Urge Mel!”
Varios países, incluido México, retiran a sus embajadores. Manuel Zelaya anuncia que luego de su viaje a Estados Unidos, donde hablará en la asamblea de la Organización de Naciones Unidas, volverá a su país.
(Un cable de la agencia Afp fechado en Managua informó que Zelaya retornará a su país el próximo jueves
. Citó declaraciones del Ejecutivo: voy como presidente electo; voy a cumplir con mi mandato de cuatro años
.)
Cae la noche en medio de rumores e informaciones no confirmadas. Se habla de la detención de dirigentes y periodistas, del levantamiento de batallones del ejército contra el gobierno de facto de Micheletti.
Todo por una pregunta que se quería hacer a los electores hondureños: ¿Está usted de acuerdo (con) que en las elecciones generales de noviembre de 2009 se instale una cuarta urna para decidir sobre la convocatoria a una asamblea nacional constituyente que apruebe una nueva Constitución política?
Era, según los golpistas, el preámbulo de la relección de Zelaya, el principio de una copia de Hugo Chávez en Honduras. Y, según quienes lo apoyan, como resume Alegría, apenas más participación del pueblo en las decisiones, democracia directa y algunas transformaciones sociales
.
Las calles se vacían. El toque de queda entra en vigor y en el asfalto húmedo apenas circulan unos cuantos vehículos, en medio del silencio. Una tregua apenas. Pronto volverán los gritos de “¡Urge Mel! ¡Urge Mel!”
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Tegucigalpa, 29 de junio. Mientras grababan y transmitían escenas de la represión del ejército hondureño contra los manifestantes que apoyan al presidente Manuel Zelaya, un grupo de reporteros de la multiestatal Telesur y de la agencia Ap fueron detenidos por militares, quienes los golpearon, además de arrebatarles sus equipos y documentos.
Según el relato de Adriana Sivori, enviada especial de Telesur, los militares llegaron al piso 12 del edificio desde el cual transmitían y apuntándoles con sus armas les dijeron que debían acompañarlos. Los militares eran encabezados por un hombre vestido de civil, que nunca se identificó.
Los periodistas salieron a empujones y amenazas, pero cuando los llevaban hacia un jeep no dejaron de gritar que estaban siendo víctimas de un secuestro ni de transmitir en vivo los hechos. Sivori fue golpeada porque se resistió a entregar su teléfono celular.
Los militares subieron a un vehículo a tres enviados de Telesur y cuatro de la agencia Ap. Los reportaros lograron ocultar uno de sus teléfonos, con el cual establecieron contacto con la televisora y pudieron informar de los hechos.
Nos llevaron en un convoy, parando el tráfico en todas las calles. Al vehículo que nos llevaba lo seguían otros dos llenos de soldados
, dijo Sivori. Llevaban el radio del vehículo a todo volumen, quizá para que no pudiéramos hablar entre nosotros.
Finalmente, los periodistas fueron llevados a una oficina de migración, donde un funcionario se enredó en explicaciones y terminó diciendo que no sabía nada sobre el motivo de la detención. Luego los periodistas fueron liberados.
La aprehensión de los periodistas se da en el contexto de un apagón mediático
que el ejército hondureño inició el pasado domingo, cuando suspendió las transmisiones de las cadenas CNN y Telesur, así como de muchos medios hondureños. Estaciones de radio y televisoras han reiniciado transmisiones bajo la censura castrense: sólo las versiones oficiales, acompañadas de música, telenovelas y programas de repostería.
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Abiertas, todas las vías diplomáticas para revertir la asonada
Fuera de Honduras, ayer se abrieron todas las vías diplomáticas para revertir el golpe de Estado que impuso en la presidencia a Roberto Micheletti, político que ocupó un escaño en el Congreso hondureño durante los últimos 27 años y pasó sus primeras 24 horas en el poder sin que lo reconociera una sola nación. Dentro del país centroamericano, sin embargo, se vivió una jornada volátil y peligrosa.
Aquí amanecimos con nuestras esperanzas puestas en la reunión del Sistema de Integración Centroamericano y en la determinación de la comunidad internacional para impedir que se consolide esta ruptura de la institucionalidad democrática
, comentó en entrevista telefónica desde temprano la ministra de Trabajo, Mayra Mejía.
Ella, como los demás miembros del gabinete zelayista, pasó el domingo a una situación de semiclandestinidad, después del arresto y la expulsión del país de la canciller Patricia Rodas (que arribó temprano a México) y las amenazas de muerte contra la ministra de Energía, Rixi Moncada.
Por su parte, la dirigente del Comité Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas, Berta Cáceres, se dio tiempo para explicar algunas cosas muy poco conocidas y comprendidas de la historia de Honduras, rica en procesos de resistencia de sus indígenas, sus negros, sus barrios y sus campesinos
.
La líder atendía la llamada de La Jornada mientras se resguardaba en algún céntrico local, momentos después de que el ejército dispersó a balazos la protesta frente al palacio nacional, en Tegucigalpa.
Ese pasado, agregó, “hoy nos permite tener un movimiento social muy diverso, una red de organizaciones –el Bloque Popular, la Coordinadora de Resistencia Popular, la Asamblea de Pueblos Indios y muchas más– que recibió con entusiasmo la iniciativa de la cuarta urna –que abre la puerta a una nueva Constitución– y hoy está en pie de lucha por restituir la democracia interrumpida”.
Explicó que cuando se superaron los conflictos armados en Nicaragua, El Salvador y Guatemala, a principios de los años noventa, Honduras también se benefició de esa distensión en Centroamérica. “Podemos decir que hoy estamos conociendo la madurez popular, que se logró construir en estas dos décadas.
En un momento tan grave vemos cómo los hondureños organizados y los no organizados hacen su aporte para revertir el golpe. Y, más importante, nos damos cuenta, aun en medio del cerco informativo, que Honduras no es una isla. Sentimos minuto a minuto cómo estamos conectados con las dinámicas latinoamericanas.
Decía lo anterior mientras el aire en las calles a su alrededor estaba impregnado de gases lacrimógenos y ululaban las ambulancias, ya que hacía apenas unas horas habían caído las primeras víctimas de esta resistencia.
A salto de mata
Tengo que cortar, me estoy moviendo a otro lado, nos llamamos luego.
Así fueron los enlaces por telefonía celular todo el día. Durante la mañana se reportaron movimientos de protesta en todo el país, principalmente en San Pedro Sula y Progreso, ciudad industrial aledaña, así como en Santa Bárbara, Lempira e Intibucá. Las centrales obreras llamaron a sus agremiados a mantenerse en alerta máxima.
Por la tarde la represión recrudeció. A pesar de todo, lograron trascender datos que la prensa local acalló. Se supo de la desaparición de otro periodista, Alan Mc Donald, quien fue secuestrado junto con su pequeña hija, y de la muerte de tres trabajadores de una empresa de telecomunicaciones, caídos al tratar de impedir la entrada de los soldados. Organizaciones como Los Necios y el Centro de Estudios de la Mujer reportaban varios desaparecidos.
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Vieron como pecado
mi proyecto social, dice en Managua
Managua, 29 de junio. El presidente constitucional de Honduras, Manuel Zelaya, anunció hoy aquí que estará mañana en Estados Unidos para denunciar la usurpación de poderes en su país tanto en la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas y la Organización de Estados Americanos (OEA).
Arropado por la condena unánime de sus colegas de América Latina al gobierno de facto encabezado por Roberto Micheletti instalado ayer en Honduras, Zelaya negó en entrevista que pretendiera su relección y previó su regreso a Tegucigalpa el jueves, una vez que concluyan sus compromisos en otros países.
La relección no existe, es falso, es lo que dice la oposición para justificar el golpe
, afirmó, para agregar que este es un argumento espúrico
para desprestigiar la encuesta que había convocado para el domingo pasado.
En el Centro de Convenciones de la capital nicaragüense, también expresó su preocupación de que este movimiento tenga un efecto multiplicador en el continente: lo que le pase a un presidente le puede pasar a otro y lo que le pase a un pueblo le puede pasar a otro
.
Consideró que detrás de este golpe de Estado está la voracidad de grupos que manejan el país, que no quieren ningún tipo de reforma, ni siquiera hacer una encuesta quieren. Imaginate que propusiera una reforma económica
.
Definió a su país como altamente conservador
y por eso se vio como un pecado
su proyecto social, porque estos grupos oligárquicos solo quieren hablar de comercio y dinero, no quieren hablar de los derechos de los pueblos.
Atribuyó la molestia de estos grupos a que él pretendía hacer una encuesta sin los políticos, sino dirigida a obreros, trabajadores, campesinos, amas de casa, indígenas.