12 de octubre de 2010

Marchas del SME
¡Seguimos vivos!, claman más de 16 mil electricistas tras 12 meses de resistencia

Acapara repudios Javier Lozano: le exigen apartarse del conflicto

No nos van a parar, advierten, y anuncian nuevas movilizaciones

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Concentración de electricistas y otros grupos en el Zócalo capitalino, donde culminaron las movilizaciones del SME, este lunesFoto Marco Peláez
Patricia Muñoz Ríos
Periódico La Jornada
Martes 12 de octubre de 2010, p. 4

Desde temprano, los más de 16 mil trabajadores en resistencia del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) se movilizaron ayer a la residencia oficial de Los Pinos; en Periférico, por todo Paseo de la Reforma –donde a la Diana Cazadora le colocaron una bandera del gremio–; paralizaron avenida Insurgentes sur y centro, y cerraron con una gran marcha al Zócalo una protesta masiva, en la que aseguraron: ¡Seguimos vivos! a un año del decreto de extinción de Luz y Fuerza del Centro (LFC), y no nos van a parar.

Puntos principales y avenidas de esta ciudad, así como las sedes de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y las secretarías del Trabajo y de Energía, se vieron inundados por miembros del SME con sus camisetas rojas, quienes la mañana de este lunes volvieron a la calle para recordar que hace un año el gobierno federal echó a la calle a 44 mil sindicalizados.

En diversos mítines sostuvieron que la CFE no ha podido con el paquete del servicio en la zona centro del país y, en cambio, ha aflorado la alta corrupción en la empresa y quiénes son los delincuentes de cuello blanco de la misma.

Con marchas intermitentes, banderas rojinegras del sindicato, pancartas contra el gobierno del presidente Felipe Calderón y su secretario del Trabajo, Javier Lozano, y múltiples consignas contra ellos durante más de siete horas, los electricistas terminaron con la tregua que tenían pactada con el gobierno capitalino.

Anunciaron que el próximo jueves irán a la Asamblea de Representantes del Distrito Federal, y en dos semanas más efectuarán un acto masivo en el Estadio Azteca, el cual será auspiciado por intelectuales, artistas de diversas corrientes y músicos en apoyo a su movimiento, según informó el dirigente del gremio, Martín Esparza, quien en el mitin señaló que incluirán visitas a legisladores para pedirles que aprueben la reforma de ley propuesta por el SME para crear una empresa que se encargue del servicio de energía eléctrica en el centro del país.

Por eso están como están
Hernández

Esparza señaló que la prioridad para el gremio será la aprobación en las cámaras de Diputados y Senadores de esta iniciativa de reforma, así como la movilización en el llamado coloso de Santa Úrsula, donde celebrarán un acto masivo, con la participación de grupos musicales. Incluso retó a llevar a cabo un partido de futbol entre los hijos de electricistas y un equipo que forme el hijo del presidente Felipe Calderón.

En la movilización de ayer los trabajadores se dividieron en cuatro grandes grupos, que partieron casi a las 8 de la mañana del sindicato. El primero se dirigió a la residencia oficial de Los Pinos, donde de inmediato se movilizó el Estado Mayor Presidencial y llegó la policía capitalina a cerrarles el paso. Sin embargo, las vallas que se colocaron para impedir el avance de los trabajadores fueron derribadas, lo que provocó roces, empujones y aventones con los uniformados, así como el cierre de avenidas como Chivatito y Alencastre.

Otro grupo caminó hacia las oficinas de Georgina Kessel en la Secretaría de Energía, en Insurgentes y Eje 5 Sur, donde celebraron un largo mitin y denunciaron que el asunto de la fibra óptica fue uno de los motivos de que haya sido liquidada LFC para dar el negocio a la televisora oficial del régimen: Televisa.

Otros dos grupos fueron a las oficinas del secretario del Trabajo, Javier Lozano, tanto la de Periférico Sur como la de Reforma. En la primera sede pidieron en todos los tonos la renuncia del funcionario; denunciaron que hay colusión en la entrega de tomas de nota de la dependencia y cerraron desde las 9 hasta las 2 de la tarde en forma intermitente la lateral de esa vía; en el edificio de Paseo de la Reforma pegaron carteles de apoyo al SME; se pronunciaron las más acres críticas a la actuación del funcionario y le pidieron que saque las manos del conflicto.

Banderas en monumentos

El grupo que fue a Los Pinos marchó más tarde por Reforma. El tono molesto que mantenía la marcha, porque el gobierno no ha cumplido con los ofrecimientos que hizo a los trabajadores a cambio de que se levantara la huelga de hambre, cambió cuando unos sindicalistas en la Diana Cazadora se quitaron las camisas, se metieron a la fuente y colocaron una bandera y una camiseta del SME en el hombro y el arco de la escultura.

En la Columna de la Independencia granaderos de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal frenaron a algunos manifestantes que querían subir al monumento también a colocar una bandera, lo que causó otro conato de bronca con intercambio de insultos y empujones.

No hubo tregua en la protesta. De todos los puntos llegaron a la concentración en el Hemiciclo a Juárez los líderes de organizaciones como el Sindicato de Trabajadores de la UNAM, Agustín Rodríguez; de los Telefonistas; del sindicato de Bomberos; del sindicato llantero, del Frente Auténtico del Trabajo, y de múltiples organizaciones, para partir al Zócalo.

En el templete que colocaron en avenida 20 de Noviembre, y luego de recibir el apoyo de gremios como la Alianza de Tranviarios; del Sindicato del Poder Judicial, de líderes de Atenco, como América del Valle, y representantes del gobierno legítimo, como Jesús Martín del Campo, Martín Esparza recordó que precisamente el presidente del empleo los dejó en la calle a ellos y a miles de trabajadores; mientras tiene sumido al país en la inseguridad y la pobreza.

Mandó decir al secretario del Trabajo que no aceptarán sus migajas de becas para los trabajadores, pues lo que demandan es su empleo. Denunció que, mediante un acuerdo en lo oscurito, la CFE quiere dejar la materia de trabajo de la prestación del servicio de energía eléctrica al Sindicato Único de Trabajadores Electricistas de la República Mexicana. Preguntó a los electricistas si iban a permitir este atropello.

Antes, el secretario del interior del SME, Humberto Montes de Oca, señaló que el objetivo ahora es la propuesta del sindicato de crear el organismo público de energía eléctrica para la zona centro del país, ya que es la única vía para que regresen a trabajar los smeítas en resistencia. Hemos aguantado mucho, pero todo tiene un límite, y ya llegó, sostuvo.

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La grilla
Luis Hernández Navarro

En un inesperado cambio de rumbo, Felipe Calderón declaró que Andrés Manuel López Obrador (AMLO) es un peligro para México. Pasó así de una política de ni verlo ni oírlo, seguida desde que tomó posesión como jefe del Ejecutivo, a meterlo en el centro de la disputa por la sucesión presidencial de 2012.

La provocación presidencial desató un alud de dimes y diretes. Aunque López Obrador respondió con mesura, las declaraciones fueron destacadas por la prensa nacional, comentadas en la radio y discutidas en la Cámara de Diputados. El Peje ganó las primeras planas de varios diarios y una amplísima cobertura en la televisión y la radio. Sin proponérselo, mientras se dedicaba a criticar la política de alianzas de su partido en el estado de México, se colocó nuevamente en el centro de la disputa política nacional.

Felipe Calderón lleva meses dedicado de cuerpo y alma a tratar de impedir que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) llegue a Los Pinos. Tanto es así que se le ha acusado de comportarse más como jefe de su partido que como jefe del Ejecutivo. Es muy poco probable suponer que sus palabras fueron improvisadas y no parte de un plan más general. La súbita cobertura de la televisión a AMLO es un indicador de ello. Esto no significa, por supuesto, que Andrés Manuel esté de acuerdo con ello.

La declaración presidencial modificó la geografía electoral del país. De entrada, convirtió a López Obrador en el candidato natural de la izquierda, en torno al cual esa corriente política debe cerrar filas. Al hacerlo, torpedeó la alianza que su gobierno había pactado con el Partido de la Revolución Democrática (PRD) para postular candidatos comunes a gobernador en varios estados, sobre todo en aquellos en los que los postulados por el tricolor eran aliados de Enrique Peña Nieto. Con ello, las aspiraciones presidenciales de Marcelo Ebrard sufrieron un fuerte descalabro.

Una primera explicación del porqué Felipe Calderón hizo esto es que fue su respuesta ante el ascenso en las intenciones de voto en favor de López Obrador que distintas encuestas han mostrado, y ante el avance que ha tenido en sus relaciones con grupos empresariales y militantes prominentes del viejo PRI. Esta suposición es muy débil. Aunque ese ascenso en los sondeos de opinión es real, está aún lejos de ser una amenaza significativa. Además, lejos de debilitarlo, las acusaciones del mandatario lo fortalecieron y propiciaron que su presencia en los medios de comunicación (que hasta ahora el gobierno federal había procurado limitar) creciera.

Una segunda hipótesis es que Felipe Calderón dio este golpe de timón para crear un nuevo escenario prelectoral. Su objetivo central es debilitar a Enrique Peña Nieto, el aspirante puntero. Para ello necesita provocar, como en su momento lo hizo Vicente Fox, una polarización que divida la contienda electoral ente dos posiciones extremas: de un lado, el Chávez mexicano, el populista, el que amenaza dividir al país con una campaña del rencor; del otro, las fuerzas de la continuidad y el orden, de la salvación nacional, representadas por el PAN. Una crispación así obligaría a los sectores empresariales que hoy se han alineado con Peña Nieto a sumarse a la candidatura blanquiazul, y a las clases medias que han comenzado a coquetear con el PRI a apoyar al gobierno ante la disyuntiva del mal menor.

Para sumar a su causa al mundo empresarial, Felipe Calderón dispone de una herramienta privilegiada: la deducción de impuestos por 589 mil millones de pesos. Como documenta la nota de Roberto Garduño y Enrique Méndez en La Jornada del 10 de octubre, en la propuesta de Ley de Ingresos y Presupuesto de Egresos enviada a la Cámara de Diputados se omitió describir el Presupuesto de Gastos Fiscales para 2011. No es casualidad que algunos personajes poderosos que hasta ahora colaboraban con el gobernador del estado de México en sus aspiraciones presidenciales hayan suspendido o disminuido el apoyo que le proporcionaban.

Para manejar la campaña electoral en los medios electrónicos, disminuir la presencia de sus adversarios y golpearlos cuando le sea preciso, el Ejecutivo cuenta con la alianza con el Canal de las Estrellas amarrada al otorgarle la concesión del espectro de 30 megahercios a precio de ganga. Basta ver cómo, a partir de la entrega de esta concesión, la cobertura que la televisión abierta prodigaba a Enrique Peña Nieto disminuyó.

En lo inmediato, Felipe Calderón no puede emprender una ofensiva frontal contra el PRI ni contra Peña Nieto. Necesita de ese partido para conseguir que el presupuesto se apruebe. Pero una vez que haya saltado ese obstáculo tiene a su disposición la renta de la guerra contra el narcotráfico para golpear a sus enemigos. Por lo pronto, ya sofocó los amagos del PRI de reducir un punto porcentual del IVA moviendo los gobernadores.

Por supuesto, requiere de su propio partido. En noviembre, César Nava será relevado de la dirección. Y, mientras Gustavo Madero se disfraza de presidente en las reuniones familiares e informa a la prensa de las decisiones del cuarto de guerra, y Francisco Ramírez Acuña y Cecilia Romero se proponen ajustar cuentas y agravios, el ex subsecretario de Gobernación Roberto Gil, antiguo asesor de Alonso Lujambio, escribe que hay que apostar por nosotros mismos, invoca a Carlos Castillo Peraza y se prepara para asumir la conducción del instituto político.

En los cálculos de Los Pinos, la candidatura de López Obrador no tiene posibilidades de ganar la Presidencia, aunque sí tiene la capacidad para alcanzar un porcentaje de la votación de cerca de 25 por ciento, a costa de posibles votantes del PRI. El Peje, en cambio, no tendría chance alguno de sumar a su causa simpatizantes de Acción Nacional. Así, su candidatura le hace mella al tricolor pero no al blanquiazul. Para ello requeriría que la suya fuera una postulación de toda la izquierda electoral unificada.

Por supuesto, de ser cierta esta hipótesis, el país vivirá una etapa de crispación política mucho mayor al que atravesó entre 2005 y 2006. Los panistas no tienen intención alguna de abandonar Los Pinos. Y harán hasta lo imposible para quedarse.

Alianzas, fines y medios
Rocha