El empresario Carlos Slim HelúFoto Carlos Ramos Mamahua
En respuesta a los planteamientos de los funcionarios públicos durante ese encuentro, el equipo de Slim presentó gráficas que sugerían que las tarifas de interconexión en México eran competitivas con las de otros países, pero pedirles que abrieran la infraestructura de Telmex, argumentó el equipo de Slim, era tanto como lo que se hizo en Estados Unidos después de la división de AT&T, que dio como resultado la disminución de la inversión para actualizar equipos.
La reunión duró dos horas y media. De acuerdo con tres participantes, Slim estaba tan enojado que amenazó con vender Telmex, aunque el empresario negó a la revista que haya expresado exactamente eso.
Slim contó a The New Yorker: yo dije en esa reunión: díganme lo que quieren; si ustedes quieren de mí que venda está bien; si ustedes quieren de nosotros que dividamos Telmex en dos o tres partes está bien. La única cosa que no haremos es destruir Telmex
. A pesar de la oposición del gobierno, Slim encontró rápidamente una manera para que Telmex ofrezca el servicio de televisión a través de un acuerdo comercial con un proveedor de televisión restringida, pero sigue sin poder proporcionar el servicio por sí mismo. Eso cambiará, aseguró Slim más temprano que tarde
.
Una larga historia
Si los resultados hubieran sido otros, esa reunión en Los Pinos habría sido la primera señal positiva para Telmex después de casi dos años de haber solicitado de manera formal a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) el cambio de título de concesión a fin de entrar al mercado del triple play, y luego de que desde su punto de vista ya había cumplido con las tres condiciones impuestas por la Comisión Federal de Competencia (CFC) en el acuerdo de convergencia, que consiste en ofrecer interconexión, interoperabilidad de redes y portabilidad numérica.
Sin embargo, las condiciones del Ejecutivo no fueron aceptadas por el empresario debido a que, de acuerdo con argumentos de Telmex, sus tarifas de interconexión no pueden ser más bajas, mientras desagregar el bucle o permitir el libre acceso de cualquier operador a su red a precios mínimos equivaldría a aceptar la expropiación de su patrimonio, de acuerdo con los argumentos ofrecidos por la empresas desde que empezaron las discusiones sobre el Plan Técnico Fundamental de Interconexión e Interoperabilidad (PTFII).
Telmex se opuso al Plan de Interconexión que entró en vigor hace unos meses, pero que no se ha podido instrumentar de forma plena, debido a que esta empresa presentó los recursos legales disponibles para que no se afecte su infraestructura.
Cada paso rumbo a la entrada de Telmex al mercado de la televisión va a acompañado de acusaciones por parte de sus competidores, denuncias, amparos y todo tipo de estrategia legal posible, para evitar que el gigante mexicano de las telecomunicaciones ingrese a un negocio que también ha estado en manos de pocos.
De esta manera, desde hace tres años las empresas de televisión por cable pueden ofrecer el servicio de triple play, al vender televisión, Internet y telefonía fija, mientras Telmex sólo ofrece telefonía fija e Internet, aunque sus competidores lo colocan ya dentro del mercado de la televisión por la relación que tiene con MVS y Echo Star a través de Dish México.
Un nuevo desencuentro entre Slim y Calderón se produjo luego de que el empresario participó en el foro Qué hacer para crecer
, organizado por el Senado de la República, en el que advirtió que la crisis económica tendría un grave impacto en México.
El distanciamiento entre el empresario y el Ejecutivo duró aproximadamente un mes sin que hubiera señales de una u otra parte, hasta que se restablecieron la relaciones y con ello las ríspidas negociaciones entre los ejecutivos de Slim y el equipo del gobierno federal.
Tapete-Helguera
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Amenaza de PANdemia después de sufrir ePRIdemia...
No se rían esto es muy serio, estamos ante el peligro inminente y muy serio de que logren inocularnos el virus de la apatía, el miedo, la inmovililización y la desilución.
Para no contagiarnos, del virus que recientemente nos amenazó, el de influenza humana, nos vimos obligados a evitar cualquier contacto, saludo de mano, besos, caricias, ¿miradas? con nuestra pareja, nuestros hijos, nuestra familia, amigos y compañeros y enclaustrarnos en nuestras casas sin salir.
Ahora tratan de que tengamos en mente no acudir a lugares concurridos, menos a concentraciones, mitines, brigadas, volanteos o manifestaciones y sobre todo (tratan de inocular en nuestra mente) especial peligro se corre en caso de acudir a votar a las urnas.
Seguramente ya estarán preparando algún gran rol deportivo para que el 5 de julio podamos quedarnos en casa pegados a la televisión.
Permítanme decirles que este nuevo virus se contrae por inactividad y terror.
De esta manera conservaremos la vida, (y salvaremos a la especie humana), aunque perderemos en esta obligada rendición, nuestros ideales, nuestros sueños y nuestras luchas por un México libre, democrático y soberano.
No es nada fácil pero el único remedio contra este nuevo virus que nos amenaza y que aún no ha sido bautizado por la OMS, es vencer el miedo que nos dejó el virus de la influenza humana, unirnos, concientizarnos y movilizarnos para derrotar a la PANdemia que nos ha empobrecido, ofendido y degradado y a la ePRIdemia que tanto daño hace a este país.
Votar inteligente y responsablemente es la vacuna contra los ineptos y corruptos vendepatrias, un cambio de rumbo económico es urgente e indispensable, no nos mató el virus de influenza, pero nos está matando la crisis económica y social que si bien tiene un componente externo, han profundizado con su ineptitud e incapacidad los malos gobernantes del PRIAN, que nuevamente realizan una campaña política sucia y mentirosa para engañar y aterrorizar a la gente e inician ya una estrategia para quedarse en el poder.
Salvar a este país está en nuestras manos.
NI UN VOTO AL PRI; NI UN VOTO AL PAN
René Ortiz.______________________________________________________________________________
Pedro Echeverría V.
1. El gobernador de Michoacán, Leonel Godoy, reiteró que las autoridades federales no le avisaron sobre el operativo que se realizaría en su estado y mediante el cual fueron detenidos 10 ediles, un juez y 17 funcionarios públicos estatales por sus presuntos vínculos con el crimen organizado. El mandatario precisó que en cuanto se enteró sobre las capturas, llamó muy temprano por la mañana al secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, y al no encontrar a éste, se comunicó con el secretario particular del presidente Felipe Calderón. Dijo Godoy que el hecho de que la PGR no le avisara sobre el operativo dirige las sospechas hacia él, y afirmó que la procuraduría no ha “sido capaz de aclarar de manera contundente por qué no nos pidió la colaboración”, cuando siempre lo hemos hecho “absolutamente” con las autoridades federales.
2. Mientras el gobernador perredista Godoy de Michoacán señaló tímidamente que no le avisaron, Calderón retó a todos diciendo que “nadie podrá parar su combate contra la delincuencia”. El “combate al narcotráfico y a la delincuencia”, sólo como discurso, se ha convertido en la bandera electoral de los panistas pidiendo ayuda al señor presidente. A pesar de las críticas justificadas, Calderón supo usar para su beneficio electoral la llamada epidemia de Influenza y ahora continuará su engañosa lucha contra el narcotráfico como un instrumento efectivo de campaña política. ¿Acaso no ha sido ese tema el contenido de sus spot de campaña? Mientras tanto priístas y perredistas van reduciendo puntos en las encuestas electorales. En tanto que por el desplome económico del país se pensaba que el PAN se desplomaría, parece anunciarse lo contrario.
3. Si como dice la periodista -my friend, Gómez Zalce- el “Estado fallido” no va por el rumbo del “estallido” social, entonces Calderón dejará de ser el ilegítimo después de las elecciones de julio. Parece que la estrategia Calderón/medios de información, de exaltar noticias sobre acciones espectaculares y, por otro lado, silenciar o “ignorar” todas aquellas declaraciones y publicaciones -como las de Ahumada, De la Madrid, Salinas, Zedillo y Bartlett- le ha estado sumando votos al PAN. Con la invasión a Michoacán por el ejército y la huida de 53 presos en Zacatecas, Calderón ha puesto de rodillas a los dirigentes del PRD y ha amenazado al PRI enseñándole hasta dónde puede llegar. El PRD en lugar de movilizar a sus fuerzas, de manera lastimera le ha dicho a Calderón: “Señor, por favor no nos haga eso, siempre hemos colaborado con usted”.
4. Bartlett, quien fuera secretario de Gobernación en el sexenio de De la Madrid (más radical que el PRD) ha escrito acerca del encuentro declarativo De la Madrid/Salinas que “abarcó a la cúpula del PRI, activos y ocultos; a su presidenta, que se lava las manos. También al PAN, que por boca de Germán Martínez ataca al PRI, pero elude todo comentario sobre Salinas, develando conocidas afinidades. Televisa y TV Azteca ignoran una de las más graves acusaciones a un ex presidente, alegando desinformación. El presidente Calderón, recordando seguramente valiosos servicios, no se dio por enterado. Finalmente reaparece Beltrones quien, forzado por la prensa, manda callar a ex presidentes, a De la Madrid, ya silenciado bajo la batuta de Salinas, y a Zedillo, el ser más odiado por el mismo Salinas. ¿Está claro? El tema se diluye rápidamente, al haberlo omitido las televisoras lo hicieron convenientemente inexistente a nivel nacional”.
5. Aunque Bartlett esté “muy quemado” por haber sido secretario de Gobernación y partícipe principal en “la caída del sistema electoral en 1988”, desde entonces su radical antipanismo y antisalinismo fue convirtiéndolo en un radical crítico del neoliberalismo y principal polemista contra las políticas privatizadoras del gobierno en la electricidad, el petróleo, del IMSS, de la reforma de la ley laboral y, sobre todo, contra los grandes negocios en los medios de información. Junto a él un grupo de priístas como Dulce Sauri, conformando un núcleo de oposición interna, se han convertido en voz fuerte de oposición a las políticas privatizadoras. El PRI los ha marginado en los últimos años y Calderón los considera críticos “recalcitrantes”, tan peligrosos como López Obrador, porque sus voces calan hondo. Bartlett tiene hoy posiciones más avanzadas que el PRD.
6. Que el país se ha estado desplomando económicamente, nadie lo duda; pero el gobierno y los medios de información han sabido colocarles una cortina de humo para evitar la propagación de esas “malas noticias”. Ambos han sabido silenciar “noticias negativas” que dañan al gobierno: por ejemplo el INEGI anunció hace unos días que hubo 2.3 millones de personas desempleadas en abril; que la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes sufrió el cierre de 6,500 establecimientos; que el sector turístico perdió 100 mil empleos por el llamado virus de la influenza; que las remesas que envían los trabajadores desde EEUU sufrieron una caída libre de 4.9 % en el primer trimestre o que el PIB de México se está desplomando hasta en menos siete por ciento. Nada de esto parece grave a gobierno y medios porque perjudica al panismo.
7. Los medios de información, en particular la televisión, siempre han manipulado al pueblo mexicano. Les han conformado, a través de las décadas, una ideología acorde a los intereses de las clases dominantes. Todos los periódicos, programas de radio y televisión, con rarísimas excepciones, están al servicio de los empresarios y del gobierno en turno. Los empresarios de estos medios, cuya única preocupación es ganar mucho dinero, desde que surgieron como tal, han sabido mantenerse como sector privilegiado del sistema. Aunque algunos gobiernos por presiones han buscado quitarles sus controles monopólicos, nunca han podido hacerlo. Han preferido doblarse y llegar a acuerdos económicos y políticos donde salen beneficiados ambos sectores. Entre tanto los dos conjugan sus fuerzas para mantener a la población controlada y manipulada.
8. La toma de Michoacán por el ejército, más que buscar cómplices de narcotraficantes, es indudablemente un gran golpe estratégico electoral del panismo. “Así se gobierna”, han gritado jubilosos los dirigentes panistas que ahora tienen más material para su campaña y repiten como lo hace Obama y su gobierno: “Calderón es un presidente, como ningún otro, que se ha fajado los pantalones para enfrentar el narcotráfico”. Sin duda en esta campaña electoral han pasado a la ofensiva a pesar que, por el contrario, deberían estar arrinconados por el criminal desgobierno que existe en el país en materia de desempleo, salarios miserables, represión e inseguridad. Si no somos capaces de movilizar a la población para defenderse y para reclamar derechos, si no se sabe aprovechar esta coyuntura de crisis, después de julio posiblemente Calderón sea coronado.
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Vargas Llosa, Castañeda, Krause y compañía... mediocridad de “exquisitos”
El capitalismo es el capitalismo aunque alquile intelectuales para hermosearse[1]
Fernando Buen Abad Domínguez
Rebelión/Fundación Federico Engels/Universidad de la Filosofía
La burguesía intelectual, cuando se asusta, se vuelve nazi-fascistaUna vez más, ellos anuncian su desesperación organizando ofensivas nazi-fascistas culteranas. Se dicen “demócratas” y agitan sus banderas conspirativas para fundamentar, con eufemismos a granel, los golpes de estado que sus jefes les encargan. Los apoya la oligarquía mediática, la santa iglesia, los usureros bancarios, los industriales depredadores y no pocos terratenientes traficantes de armas. La ilustración neoliberal quiere dar cátedra de canalladas golpistas.
Presentan libros, dictan conferencias, asesoran a delincuentes, cobran dividendos y se aplauden entre ellos. Son la mano armada, con sofismas y demagogia, encargada de maquillar las monstruosidades del capitalismo. Cobran con su mano “fina” las canonjías cultas y las propinas de vanidad mediática que su patrón les maicea. Y después... se premian entre sí, se citan mutuamente en sus tratados y se erigen monumentos de jactancias sin pudor. Vividores culteranos incubados en la ignorancia de los jefes que pagan para esconder su idiotez. (La de todos ellos)
¿Tiene sentido seguir denunciándolos? ¿Hay alguien que no sepa el calibre obsceno de los lebreles intelectuales cultivados para la lisonja docta? ¿Hay alguien que se trague sus cuentos? Si. Ellos mismos y sus congéneres. Y por eso los denunciamos. No por intelectuales, no por ser de derecha, no por reaccionarios, no por sus limitaciones ideológicas. No sólo, por eso, pues. Si especialmente por su mansedumbre mercantil ante los criminales que saquean, explotan y asesinan a los trabajadores que de verdad trabajan y producen la riqueza. Si por su complicidad sabihonda y cínica, su coautoría demagógica con represores, golpistas y saqueadores. Si los denunciamos por su impudicia y sus petulancias letradas, puestas al servicio de poderes que financian ideólogos para hundir a los pueblos en la ignorancia, la hambruna y la tristeza. Los denunciamos por serviles, por asociación criminal y por desvergüenza... entre otras monerías burguesas. Los denunciamos, se reúnan donde se reúnan.
La batalla de las ideas, la guerra simbólica y la lucha contra la alineación
Al otro lado de ese reino de estulticia “culta”, en oposición y en combate histórico, la clase trabajadora sabe, bien que sabe, de qué serán capaces los lacayos con grados -y posgrados- fanfarrones y lambiscones en simultáneo. Sabe esa clase que sabe mucho, que se debe estar atento, en guardia teórica y metodológica, atentos a la cantidad y a la calidad de las agresiones burguesas, con un ojo al gato y otro al garabato. Sabe que esto es una guerra, incluso de “cuarta generación”, en la que no hay punto de reposo ni en la lucha emancipadora de la conciencia ni en la tarea de construir lenguajes y herramientas filosóficas nuevas. Es decir socialistas. No hay descanso ni en la sintaxis ni en la síntesis, ni en la escuela ni en la cama, ni en la panza ni en el espíritu.
Ese saber de la clase trabajadora ya deja sentir sus resultados más fortalecedores, por ejemplo: ya se sabe que, por cultos que se presuman los lacayos intelectuales del dinero, su payasada conceptual tiene por finalidad aplicar golpizas intelectuales (y no sólo) al quien se atreva a razonar la explotación y oponerse a ella. Ya se sabe que la servidumbre de los académicos -que se bajan los pantalones frente al jefe- tiene por meta sacrosanta la supresión de la libertad intelectual para los pueblos y la eternización del capitalismo trasvertido de “humanista”, de “culto”, de “científico”, de “culto”. Ya se sabe que en su infinita lambisconería los intelectuales burgueses harán hasta lo imposible por ganarse palmaditas del patrón en sus cabezas “geniales”. Son mercenarios que ofertan charlatanería útil para secuestrar conceptos como “democracia”, “libertad”, “justicia”... cómo les encantan estos términos... cómo gozan tergiversándolos, cómo se esmeran en arrebatárselos a la historia, a la lucha de clases y a los triunfos de los pueblos para ofrecerlos, en la bandeja de plata de su estupidez, a sus amos.
Hoy está clara la nausea generalizada que provocan los discursos y las alianzas delincuenciales de los sabihondos mercantilizados. Su distancia galáctica de las bases sociales, su patanería academicista, su verborrea snob y su “buen vivir” parasitario, son sellos de clase indelebles en una lucha revolucionaria hacia el socialismo que ya identifica con claridad la clase de metralla que soltarán en cada sitio donde se encuentran.
Es fácil rastrear los orígenes y peripecias que cada uno de estos señoritos y señorones de la servidumbre intelectual ha debido cumplir para hacerse “notables” entre la inmundicia burguesa. Unos herederos directos, otros trepadores burócratas, algunos mezcla de todo... ninguno luchador social entre las bases, ninguno trabajador de la cultura en combate por la emancipación de la conciencia, de la panza, del estado del ánimo... ninguno crítico verdadero de la monstruosidad capitalista y neoliberal, ninguno, en fin, vinculado con las luchas justas de los pueblos. Todo lo contrario. De cada uno en la lista de los intelectuales serviles es posible cuantificar repertorios nutridos de canalladas, traiciones, componendas y negociados para calumniar, perseguir, reprimir y criminalizar toda lucha social, toda fuerza liberadora, todo proyecto de sociedad sin amos y sin esclavos.
Hay que ver el calibre inmundo de las estupideces que “teorizan”. El jefe de Krause, Octavio Paz, santon de todos los payasos inetelectuales neoliberales, sólo como ejemplo, rezaba a los cuatro vientos, sin pudor alguno, arrodillado ante su dios Salinas de Gortari, artífice también del TLC: “El mercado libre es el sistema mejor -tal vez el único- para asegurar el desarrollo económico de las sociedades y el bienestar de las mayorías. Así como las libertades políticas, en regímenes democráticos, implican el respeto a los derechos de las minorías y de los individuos, el libre juego de las fuerzas económicas –liberado de la voluntad arbitraria del Estado tanto como de los monopolios privados- de be estar regido por la ley y por la sociedad misma, es decir, por los productores, los intermediarios y los consumidores. El mercado no puede ser un simple y ciego mecanismo sino que es el resultado de un acuerdo colectivo...”1 Palabras de Octavio Paz pronunciadas en: “El siglo XX: La experiencia de la libertad”[2]
Hoy, semejante idiotez probó, además de su condición de ideología rastrera, cuál sería el rumbo, el desempeño y las tareas de todos los discípulos y los discipulitos que hoy andan, por todo el mundo, exhibiendo sus mansedumbres y sus canalladas al servicio de golpes de estado nuevos... en todos los sentidos. Aquí estaremos para denunciarlos e impedírselos, al lado de los pueblos dignos, como en Venezuela, como en Cuba, como en Bolivia, como en Ecuador... como en cualquier lugar donde florece el socialismo desde abajo.
[1] Paráfrasis homenaje a Adolfo Sánchez Vázquez
[2] Octavio Paz: www.letraslibres.com/pdf.php?id=3009 y http://arbol-adentro.blogspot.com/2009/04/el-siglo-xx-la-experiencia-de-la.html --
Hasta la victoria siempre. ¡Patria o muerte! ¡Venceremos!
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El trabajo es un infierno: historias de la clase obrera de nuestros días
Michael D. Yates
Los economistas nunca dicen demasiadas cosas sobre el trabajo. Hablan de oferta y demanda de trabajo, pero tienen poco que decir sobre la naturaleza del trabajo que realizamos. Como la mayoría de los comentaristas en los medios de comunicación, parecen creer que las economías modernas exigen un trabajo cada vez más calificado, ejecutable por trabajadores formados en sitios limpios y tranquilos, en un ambiente en el que las decisiones las toman, de consuno, trabajadores y directivos. Pero no hay que llamarse a engaño. En el mundo actual, una abrumadora mayoría de los trabajadores realizan trabajos duros y peligrosos, y cada minuto de su faena pone en riesgo la salud de sus cuerpos y de sus mentes.
La Organización Internacional del trabajo (OIT), una agencia de las Naciones Unidas, dio a conocer el pasado enero un informe sobre "Las tendencias globales del empleo". El informe explora el desempleo, la situación de los trabajadores pobres y el empleo vulnerable. Los desempleados son quienes no trabajan pero buscan trabajo de manera activa. Los trabajadores pobres son quienes tienen un trabajo que no les permite mantenerse por encima de la línea de pobreza. Hay dos umbrales: $ 1,25 por día (según los precios del 2005) es lo que se considera "pobreza extrema", y $ 2 por día, que es simplemente "pobreza". Las personas con empleo vulnerable son los cuentapropistas (en el informe se los denomina trabajadores por "cuenta propia") y también los trabajadores que no reciben salario, pero son miembros de una familia trabajadora cuentapropista. En la mayor parte del mundo, el trabajo vulnerable es lo que se denomina empleo casual: esos trabajadores no tienen relaciones formales con un empleador, por ejemplo, un contrato de trabajo con salario pactado. Trabajadores vulnerables son, entre otros, un hombre que vende billetes de lotería en una esquina, una mujer ofreciendo tamales en un estacionamiento atestado, un joven que ofrece paseos en un carrito de tracción humana. Un ejemplo del trabajo no remunerado que realiza un miembro de una familia cuentapropista: un niño que ayuda a su madre a vender tamales. No en todos los países, no, sobre todo, en los ricos, el trabajo por cuenta propia es vulnerable. Sin embargo, en todos los países, y señaladamente en los pobres, la gran mayoría de los cuentapropistas son pobres y vulnerables.
La OIT diseñó tres posibles escenarios, en 2009, para las personas incluidas en estas tres categorías (desempleados, trabajadores pobres y trabajadores vulnerables). La mayoría de los economistas están perplejos por la profunda crisis económica que hoy aflige a la mayor parte del mundo: no pudieron predecirla, ni están en condiciones de hacer diagnósticos sobre el alcance de su gravedad. Ante la incertidumbre de los diagnósticos y de los pronósticos sobre el comportamiento de la economía global, y a modo de compensación, los economistas de la OIT han realizado tres estimaciones para las tres categorías de empleo. Para nuestros propósitos no importan los detalles de los tres "escenarios". Pero dada la severidad de la "Gran Recesión" que ahora experimentamos –la más profunda desde 1930—, el escenario pesimista o tercero parece el más realista. No se vislumbra un posible alivio en el horizonte. No, desde luego, en el mundo del trabajo.
De acuerdo con el escenario pesimista, éstos son los números de desempleados, trabajadores pobres y trabajo vulnerable pronosticados para el final del presente 2009.
Desempleados: 230 millones (el 7,1% de la fuerza laboral mundial, compuesta aproximadamente de 3.240 millones de personas)
Trabajadores pobres: (con $2 por día como umbral de pobreza): 1.377 millones (que es cerca del 46% de la población trabajadora mundial, compuesta, como recordado antes, por algo más de tres mil millones de personas).
Trabajadores vulnerables: 1.606 millones
Dos aclaraciones son necesarias a propósito de esta cifras. En primer lugar, a algunos lectores les podrá parecer bajo el número de desempleados, dada la profundidad del colapso económico. Sin embargo, en la mayor parte del mundo el desempleo abierto no es una opción; no hay red de seguridad que compense el desempleo, ni otros programas sociales de bienestar. El desempleo significa muerte; por eso la gente tiene que encontrar empleo independientemente de lo pesadas que sean las condiciones. En segundo lugar, las categorías de trabajador pobre y empleo vulnerable se solapan parcialmente. Un o una cuentapropista puede ser al mismo tiempo vulnerable y pobre, y cuenta como fuerza de trabajo. Sin embargo, el miembro de una familia sin ingresos, según la definición estadística, sólo es vulnerable, y no cuenta en el mercado laboral. Se trata de nimiedades estadísticas. Independientemente de cómo se lean los números, son indicadores asombrosos de la realidad del mundo del trabajo actual.
A estos tenebrosos números deberían agregarse otros: la OIT estima que en el mundo de hoy trabajan, como poco, unos 200 millones de niños. La clasificación de la OIT sobre el trabajo infantil es complicada, pero bastará con decir que el 75% de esos azacaneados muchachos y muchachas realizan las peores formas de trabajo: traficantes, soldados en conflictos armados, esclavos, trabajadores sexuales y otras ocupaciones peligrosas e incapacitantes, como la construcción o la manufactura de ladrillos o alfombras.
Es muy común que los niños trabajadores vivan en la periferia de la ciudad, o que hayan sido forzados a abandonar sus hogares rurales, a veces "cedidos" en arriendo por sus propios padres, para trabajar en las ciudades. Sus padres son campesinos –hay unos dos mil millones en el mundo— y su futuro es cada vez más precario. Su relación con el campo es cada vez más tenue, y año tras años vienen a engrosar las filas de los ciudadanos de lo que Mike Davis ha llamado "el planeta de las ciudades miseria". No hay crecimiento económico que pueda absorberlos dentro del proletariado tradicional, y mucho menos en trabajos mejores.
Para casi todos los habitantes del mundo, el trabajo es el infierno. La cruda y triste verdad es que la inmensa mayoría ha de ser rebajada, humillada, lesionada, deformada mental o físicamente, y aun, con no poca frecuencia, mortalmente sacrificada en el proceso de trabajo, para que unos pocos se enriquezcan. Soy consciente de que las estadísticas son peores a causa de la crisis. Pero ¿se transformará el mundo del trabajo cuándo vuelva a subir el PIB y los índices de desempleo desciendan? ¿Comenzaremos entonces a "inclinarnos a la utopía", para usar una frase impropiamente patética del economista de Berkeley, J.Bradford DeLong, quien parece creer que realmente estamos en camino de un mundo con ingresos de clase media y obreros satisfechos?. Les aseguro que no.
Se dice que el diablo está en los detalles. Por eso, para otorgar mayor fuerza a los datos, añadiré ejemplos concretos. Estoy seguro de cada lector podría ofrecer ejemplos por su cuenta.
Un trabajador de la industria automovilística
Veamos la descripción que hizo un trabajador de la industria automovilística, Ben Hamper, en su libro
Rivethead, cuando visitó la planta donde trabajaba su padre para ver lo que hacía. Dice así:
"Estuvimos unos cuarenta minutos o algo así, una vida entera en miniatura, y la pauta no variaba nunca. Auto, parabrisas. Auto, parabrisas. Trabajo duro, y más trabajo duro. Cigarrillo tras cigarrillo. Décadas apisonando y planchando vigas, los huesos hechos polvo, obstinados relojes amordazando las carnes, otro parabrisas, otro cigarrillo, guerras intermitentes, tormentas que murmuran el alfabeto, cornejas dormidas o muertas sobre cables de alta tensión, ese pulpo mecánico retorcidamente desplegado sobre nada, nada, nadedad."
Hamper llama gulags a las modernas plantas de automóviles.
Mira, la niña prostituta
Atendamos al caso de Mira, una niña prostituta de Bombay que a los trece años fue enviada por sus padres desde su pueblo hacia Nepal, para trabajar como empleada doméstica, según pensaban sus padres. Al menos hay 20.000 niñas prostituidas en Bombay, "expuestas en fila, como en las jaulas de animales del zoo". Se nos dice que:
Cuando Mira –una virgen angelical de piel cobriza— se negó a tener sexo, fue arrastrada a una cámara de tortura en un oscuro callejón dispuesto para "acomodar" a las nuevas niñas. La encerraron en una habitación estrecha, sin ventanas, sin comida ni agua.. Al cuarto día, cuando todavía se negaba a trabajar, uno de los matones de la madama llamó a un gánster que la arrojó al piso y la golpeó contra el suelo, hasta que perdió el conocimiento. Cuando despertó, estaba desnuda; le habían introducido en la vagina una caña de ratán untada con guindillas picantes. Luego, el gánster la violó. Mila contó en un reportaje que "te torturan hasta que digas si" ,porque "nadie oirá tu llanto"
El caso de la pequeña Irfana, esclavizada
Consideremos el caso de Irfana, una niña paquistaní vendida a los seis años al dueño de un horno de ladrillos. Describe su vida de este modo.
"Mi amo nos compraba, vendía y trocaba como si fuéramos ganado, y en ocasiones, nos embarcaba y viajábamos a grandes distancias. Por lo general, maltrataban a los varones para que trabajaran más. A menudo, las mujeres éramos violadas. Mi mejor amiga enfermó luego de ser violada, y cuando ya no pudo trabajar, el amo la vendió a un amigo de un pueblo a mil kilómetros de distancia. Nunca le contaron su paradero a la familia, y nunca más la volvieron a ver."
Como Mary Anne Walkley, la sombrerera inmortalizada por Marx
Recuérdese el caso de Mary Anne Walkley, la sombrerera inmortalizada por Karl Marx en El Capital. Mary Anne murió hace 146 años, pero su historia podría ser contada hoy, y no sólo por trabajadoras niñas como Mira e Irfana, sino por cientos de miles de confeccionistas de prendas que trabajan en infernales talleres en condiciones tan terribles como las de la señorita Walkley, y desde luego, no sólo en la India o en Paquistán, sino aquí, en los mismísimos Estados Unidos de América. Si usted echa un vistazo a las calles del Chinatown de Manhattan, verá los vapores procedentes de centenares talleres infernales en los que las Mary Anne de nuestros días consumen sus vidas. Marx decía:
"En la última semana de junio de 1863, todos los diarios de Londres reprodujeron un texto con un título 'sensacionalista': 'muerte por simple exceso de trabajo'. Cuentan la muerte de una sombrerera, Mary Anne Walkley, de 20 años, empleada en un respetabilísimo establecimiento de confección de prendas de vestir explotado por una dama que responde al encantador nombre de Elisa. La vieja y tantas veces narrada historia, contada una vez más. La muchacha trabajaba un promedio de 16 horas y media, y en plena temporada, hasta 30 horas seguidas sin interrupción, proporcionándolese, para mitigar su desmayada capacidad de trabajo, ocasionales bebedizos suplementarios de jerez, oporto y café. Ahora estábamos precisamente en el momento culminante de la temporada. En un abrir y cerrar de ojos, había que dar la última puntada a los egregios tocados que habrían de llevar las nobles damas invitadas al baile organizado en honor de una recientemente importada Princesa de Gales. Mary Anne Walkley había trabajado sin parar durante 26 horas y media, junto a otras 60 muchachitas, 30 de ellas hacinadas en una habitación que apenas contaba con un tercio de los metros cúbicos del aire que necesitaban. Por la noche, dormían de a dos en uno de los sofocantes agujeros en que dividían con paneles la habitación. Y esta era una de las mejores sombrererías de Londres. Mary Anne Walkley cayó enferma el viernes. Murió el domingo. Sin que, para pasmo de Madame Elisa, hubiera podido terminar el trabajo que tenía entre manos."
Trabajadores en cruceros
Veamos el caso de quienes trabajan en cruceros. Por lo general, los cruceros están registrados en países como Liberia y, por tanto, son inmunes a las leyes laborales norteamericanas. Casi siempre, las personas de color de los países pobres tienen a su cargo los trabajos más pesados. Su salario es bajo y la jornada laboral, larga. Por lo general, cuando por alguna razón resultan heridos gravemente durante la jornada laboral y necesitan ser hospitalizados, son forzados a volver a su país de origen en busca de atención médica, incluso en el caso de que en EEUU existan mejores tratamientos. Un trabajador caribeño resbaló en la cocina mientras transportaba una gran olla de aceite. El aceite quemó gravemente su pierna y su pié. Lo expulsaron de un hospital en Anchorage, Alaska y lo forzaron a tomar varios vuelos de regreso a casa. Entonces, en la desesperación, logró llamar a su madre, y durante una escala en Miami se pudo comunicar con un abogado amigo de la familia. El abogado logró que lo atendieran en Miami y demandó a la compañía naviera. La compañía se vengó denunciándolo a las autoridades de inmigración, quienes finalmente lograron deportaron.
En el restaurante
Consideremos a un empleado de un restaurante, Mr. Zheng. Los empleados de restaurante de Manhattan trabajan, de promedio, más de 100 horas semanales y ganan la miseria de 2 dólares por hora. Así describió la vida de Zheng un periodista:
"Luego de tres años de haber llegado al país, procedente de la provincia costera de Fujian (en China), Mr. Zheng ( 35 años) aún trabaja para pagar una deuda de 30.000 dólares a los traficantes que organizaron su viaje en distintos barcos hasta llegar a destino. Sólo le quedan, para el alquiler, unos pocos dólares de su exiguo sueldo como ayudante de camarero, de modo que tiene 11 compañeros de habitación. Comparten un cuarto con camas literas de tres pisos, con un pasaje angosto entre ellas, similar a un pasillo. Es una habitación simple, una más entre una docena de cuartos en un complejo de tres rascacielos en Allan Street. Se reparten un alquiler de 650 dólares al mes, pagando 54 cada uno.
Como los demás, Mr. Zheng guarda sus escasas pertenencias en una bolsa de plástico debajo del colchón, y como decorado, cuelgan en su rectangulito de pared una bolsa de hierbas medicinales y una pintura naif.
Taxista en Nueva York
Tomemos el caso de Koffee, conductor de taxi en Nueva York, un africano que lleva viviendo en la ciudad treinta años. En una entrevista para el periódico Punching the Clock (PTC) dijo:
PTC: Entonces, ¿cuántas horas conduce al día?
Koffee: Doce horas, de cinco a cinco.
PTC: ¿Quiere decir que hace un turno de doce horas?
Koffee: Así es el sector, ya sabe, es lo que se hace. En menos de trece horas no se puede hacer nada….Algunas veces uno trabaja doce horas, y vuelve a casa con menos de 20 dólares en el bolsillo.
PTC: ¿Qué hace con su tiempo libre?
Koffee: ¿Tiempo libre? Descanso. Con este trabajo, después de doce horas no se puede hacer nada. Es un trabajo que mata. Sentado y conduciendo durante doce horas, llego a casa y me echo a dormir. Cuando me despierto, sólo tengo tiempo de traer algo para comer.
Una voz del pasado, tan presente
Oigamos la voz de un trabajador desempleado durante la primera depresión nacional, en la década de 1870. Con algunas variaciones, lo que dice podría decirlo cualquiera que haya experimentado la brutalidad de un desempleo a largo plazo, desde los campesinos en la época de sequías en 1930, hasta las víctimas de un cierre masivo de una planta de las últimas dos décadas, pasando por los millones de miserables desempleados en África, Asia y América Latina. Pregúntele, si no, al próximo sin techo que les pida dinero por la calle.
"Hace tres meses, cuando por desgracia me quedé sin un centavo, comencé a buscar empleo en New York. Soy mecánico, y creo que soy competente en mi trabajo. Durante este año me desplacé por diecisiete estados, y todo lo que obtuve fueron seis semanas de trabajo. Me enfrenté al hambre; durante algunos meses, cuando el termómetro bajaba a 30 grados bajo cero, no tenía ni cama para dormir. El último invierno dormí en los bosques, y mientras buscaba trabajo honrado, estuve dos o tres días sin comer. Cuando, apelando a la misericordia de Dios, pedí sustento para mi cuerpo y para mi alma, se me tachó de 'vagabundo'."
El trabajo en labores agrícolas
Consideremos el trabajo agrícola, uno de los peor pagados en todos lados, y de los más azacaneados. Encorvados sobre la cosecha, con calores y fríos terribles, trabajan junto a sus niños y sin suficiente comida, como es el caso de los trabajadores de las plantas de café que no pueden darse el lujo de comprar el grano que cosechan. Esto es lo que logró el "libre mercado" en México, al sur de California y Arizona:
"En los campos, hay un cuarto de baño público portátil para varios cientos, y un tambor metálico sobre ruedas que provee de agua….Los pequeños gatean entre los trabajadores sentados, algunos de ellos mamando biberones y otros, con sus caritas sucias de polvo, mastican cebollas… Unos pocos duermen en toneles, o en camitas improvisadas con cajones de verdura. Cuando el sol de la mañana ilumina el rostro de los trabajadores, descubre a decenas de niños y niñas. Haciendo un cálculo grueso, es posible que un cuarto de los trabajadores en ese y en cualquier lugar parecido, tengan entre 6 o 7 y 15-16 años. Honorina Ruiz tiene 6. Está sentada frente a una pila de cebollas verdes. Hace pilas de ocho o nueve cebollas, alineando tallos y cabezas. Luego deshecha la suciedad, pone una banda de goma alrededor de las cebollas y las añade al grupo que ya están en la caja aledaña. Es demasiado tímida como para decir algo más que su nombre, pero parece orgullosa de ser capaz de hacer lo que su hermano Rigoberto, de trece años, considera que hace muy bien…..Estos son los niños olvidados de México."
Emabaladores
Veamos el caso de los trabajadores embaladores, que preparan la comida que termina servida en nuestras mesas. Antes del advenimiento de las modernas tecnologías productivas, los solos nombres de estos trabajadores evocaban la visión del infierno: aldabones, mozos de cuerda, quiebrapiernas, pelapiés, carniceros, desventradores, hendedores, lugres... Ese trabajo lo hacían entonces los trabajadores inmigrantes europeos y afroamericanos. Hoy lo hacen los nuevos inmigrantes de América Latina y Asia, y aunque los nombres han cambiado, el trabajo sigue siendo sucio y peligroso:
Las empresas empacadoras de carne de res, cerdo y pollo han reclutado agresivamente a los trabajadores extranjeros más vulnerables, que son trasladados a EEUU a cambio de un trabajo de 6 dólares por hora en la industria más peligrosa del país. Esos trabajos apenas requieren continuidad, y prácticamente han desaparecido los conceptos de promoción e incrementos salariales significativos. Para esta próspera industria, no es obstáculo que la mitad de esos nuevos inmigrantes sean ilegales: disponen de una fuerza de trabajo dócil y disciplinada con una enorme rotación.
Los asombrosos niveles de enfermedad, lesiones –el 36% de los trabajadores de la carne— y estrés generados por un trabajo difícil y repetitivo traen con frecuencia consigo la poca duración del empleo: unos cuantos meses, hasta que el trabajador se va o la compañía lo fuerza a dejar el trabajo. Los controles públicos de seguridad han descendido un 43% en su conjunto desde 1994, como consecuencia de los recortes de presupuesto y de un sesgo creciente a favor de las empresas privadas por parte de la Administración para la seguridad y la salud laboral.
En los hoteles
Consideremos el caso de Michael, que aceptó un trabajo como administrativo de un hotel luego de treinta y dos años de maestro de escuela. Michael dice:
Pensé que en el hotel tendría el lujo de no tener que preocuparme por lo que haría mañana. Pero si bien es cierto que no me tenía que preparar para el trabajo del día siguiente, el trabajo del día es lo que pasaba factura. El trabajo era agotador; estaba todo el día de pié. Al final de la jornada era libre, pero estaba demasiado exhausto como para hacer algo. Por lo general, a hora tan temprana como las 7 de la tarde me sentía adormilado ni bien abría un libro. Y algunos días -especialmente el domingo, que era el peor en cuanto a intensidad de trabajo y reclamos de los clientes-, no podía dormir. Las claves que tecleaba en la computadora durante todo el día permanecían en mi cabeza dibujando una espiral interminable, y seguía molesto por las conversaciones que había tenido con huéspedes iracundos. El lunes por la mañana llegaría, y yo debería estar a las 7 en el trabajo, no me podía poner al día con el sueño hasta el viernes por la noche. El mundo de la enseñanza me había generado mucha ansiedad, pero este trabajo era física y psíquicamente incapacitante. Era imposible imaginar treinta y dos años en este trabajo.
En la oficina
Consideremos el caso de Kimberly y Helen, dos empleados temporarios de oficina, dos de los millones de trabajadores de oficina en el mundo entero.. Así describen su trabajo:
"Trabajo mínimo. Aburrimiento. Y falta de estímulos. Preferiría vérmelas con una hoja de cálculo, tratando de imaginar cómo diseñar una hoja de cálculo, antes que simplemente ingresar los números. Un jefe que te trata como un trabajador temporario, y es exactamente lo mismo, siempre vigilándote o ignorándote totalmente. Ni recuerda tu nombre y dice: "Oh, acabo de poner esto aquí. Esperaremos hasta que otro fulano vuelva a trabajar en eso".
"Aislamiento. Carencia de recompensas. Monotonía. Subempleo. Tus recursos, tus capacidades, tu inteligencia, todo eso se deja de lado. Quiero decir, no hay cambio. No siento sino desesperanza, parálisis. No hay incremento ninguno de la actividad cerebral. Incluso cuando ellos descubren nuevo de ti, aun así, no confían en darte a cargo de algo más. Pero la soledad es propiamente soledad. El almuerzo en soledad, cada día. Y nunca nadie pregunta algo personal. Como las secretarias, que nunca jamás preguntan: ¿de dónde eres? ¿Qué has estado haciendo?".
Profesores
Consideremos el caso de Beverly Peterson, una profesor de universidad que luego de pasar gran parte de su vida en la universidad intentando obtener su doctorado, se convirtió en una "profesora gitana", enseñando aquí y allí y en cualquier lugar, bajo condiciones terribles y por muy poco dinero. Cerca del 40% de nuestros profesores lo son hoy a tiempo parcial, y ganan alrededor de 2.000 dólares por curso y sin beneficios de bienestar social. (Para contrastar: yo gano 8.000 dólares por curso, y tengo incluidos todos los beneficios de bienestar social.)
Desde que aprobó unos exigentes exámenes en la Universidad William and Mary en 1992, Beverly Peterson estuvo buscando un puesto de trabajo a tiempo completo algún departamento de Estudios Americanos. Luego de tres años, 121 cartas y dos entrevistas, todavía está buscando un puesto de trabajo permanente. Dice esta profesora interina de 44 años, que llegó una vez a ser profesora de inglés en una Escuela Superior: "Estoy tan acostumbrada a recibir cartas de rechazo diciendo: usted es una aspirante entre 800 para dos puestos". Mientras especula con la posibilidad de obtener un cargo definitivo en el estado de Pensilvania, Peterson hace lo que muchos doctorados recientes: para subsistir, suma dos puestos de profesora interina.
Peterson viaja regularmente en su auto desde su casa en Smithfield, Virginia, hasta sus puestos de trabajo en la Universidad Thomas Nelson Community en Hampton, a 40 minutos de su casa, y luego hacia la Universidad William and Mary, a otros 40 minutos. En el barco con el que debe cruzar el río James para colmar este último trecho de su viacrucis, suele trabajar con notas y materiales para la enseñanza, el último de ellos, una reinterpretación de La Cabaña del Tío Tom. El cuentakilómetros de su Chevrolet –de sólo cuatro años— marca 97.000 millas. Peterson dice: "Me gusta mi trabajo, pero deseo poder hacerlo en circunstancias menos complicadas".
Una historia excepcional es la de Ira Salomon -una profesora de historia en East Saint Louis, en Illinois-, ciudad de una pobreza extrema. Dejó esto dicho en una entrevista con Jonathan Kozol, el autor de
Savage Inequalities:
" 'De ninguna manera es la peor escuela de la ciudad', me dijo cuando estábamos sentados en el aula del primer piso en el Instituto. 'Pero nuestros problemas son brutales. Ni siquiera sé por dónde empezar. No tengo materiales, salvo un simple texto que se le entrega a cada chico. Cuando propongo otra cosa –libros, videos o revistas—, los pago de mi bolsillo. El Instituto no tiene videograbadora. Y es una herramienta fundamental. ¡Hay tantas cosas buenas en la televisión pública! El equipo audiovisual que hay en el edificio es tan viejo, que nos presionan para que no lo usemos'…."
" 'De los 33 chicos que comienzan el curso regular de historia', dijo, 'más de un cuarto abandonan en el semestre de primavera………..En este momento, cuatro niñas de mi aula de clases de secundario están embarazadas, o acaban de ser madres. Cuando les pregunto por qué pasó, me dicen: 'Bueno, no hay ninguna razón para no tener un niño. La escuela pública no me ofrece demasiado'. La verdad es que…..un diploma de una escuela pública de un ghetto no sirve para mucho en los Estados Unidos de ahora…Ya sabe usted, hay injusticias tan amargas' …"
"Muy poca de la educación recibida en la escuela sería considerada académica en los barrios residenciales. Tal vez entre el 10 y el 15% de los estudiantes están en programas verdaderamente académicos. Del 55 % de los estudiantes que se gradúan, el 20 por ciento asiste a universidades de cuatro años: algo así como el 10% del curso. Otro 10 a 20 por ciento puede recibir otro tipo de educación superior. Un número igual se alista en las fuerzas armadas….."
"A veces me preocupa, porque comienzo a estar agotada. Odio perder un día de clase, porque, lo más frecuente es que Departamento no logre encontrar a un substituto para esta escuela, y a mis niños no les agrada que yo esté ausente".
La cobertura del bienestar social
Veamos el caso de Úrsula y Joy, dos madres cubiertas por el bienestar social, que trabajan duro para mantener unida a la familia, pero que han sido excluidas de la lista oficial de trabajadoras desempleadas y que han recibido el vilipendio de la sociedad "respetable".
Úrsula: Yo solía estar deprimida por depender del bienestar social. Había algo que me hacía sentir menospreciada. Me sentía degradada. Ellos quieren saber de dónde sacas esto, o quién te ayuda a mandar a tus niños a la escuela. Si no pagar la cuenta de agua este mes fuera necesario para que los niños pudieran ir a la escuela el mes próximo, no la pagaría. Pero ese es mi problema.. No me gusta que se entrometan en quién me ayuda o me paga qué cosa.
Joy: Cuando dependes de la asistencia pública, es como si te quedaras con el dinero de otro y no trabajaras para conseguirlo. No lo haces por tí misma. Cuando obtuve mi primer cheque de la seguridad social me sentí extraña, porque comparé eso con recibir un cheque por mi trabajo. Sabía lo que significaba cada cosa. La gente solía decir. "bueno, estás quedándote con el dinero de gente que trabaja y no estás trabajando," "Me siento rara con ser una persona ubicada en el otro lado en este caso". Esta es mi primera experiencia con la ayuda social. Nunca nadie en mi familia dependió de la asistencia pública, solamente yo. Mi madre y mi abuela trabajaron para el gobierno.. Yo fui la primera persona que alguna vez necesitó la seguridad social.
No me gusta la gente que trabaja en las oficinas de seguridad social. Son desagradables conmigo. Tienen mala onda conmigo. Se comportan de una forma presuntuosa, y no les gusta hacer su trabajo. Actúan como si el dinero saliera justamente de sus bolsillos. Pienso que si voy con una actitud agradable –porque me consta que hay gente que es desagradable con ellos-, entonces se comportarán de manera diferente. Pero eso no ayuda, siguen siendo antipáticos.
En una guardería
Leamos ahora un memorando enviado por un supervisor a un grupo de trabajadores de una guardería diurna. Recuérdese que los trabajadores de esos centros son gente de considerable experiencia y de gran capacidad en la atención de los niños, pero se les paga menos que a los vigilantes de un estacionamiento de automóviles:
"Ahora más que nunca, nosotros, como profesionales, estamos bajo el escrutinio de nuestros clientes. Desean observarnos y cuestionarnos para estar seguros de que sus hijos, a cargo nuestro, están sanos y salvos.. Nuestro tarea es hacer lo mejor que podemos cuando hay una inspección de los clientes. Ellos han elegido el lugar donde quieren que estén sus hijos. Y nosotros tenemos que reforzarles la idea de que su elección fue la correcta. Tenemos que darles aquello por lo que ellos pagan, cada minuto del día. Tenemos que saludar a padres y niños por su nombre cuando llegan por la mañana y cuando se retiran al final de día. Debemos trabajar con los niños y cumplir su plan de lecciones, mañana y tarde. No se permite sentarse a la mesa, charlar con otros profesores, asearse o hacer cualquier otra cosa que no sea interactuar con los niños….Recuérdenlo en todo instante: el cliente siempre tiene razón, y nosotros siempre debemos hacer lo mejor para los niños. ¡Eso es lo que les debemos a estas personitas!"
Trabajo en la cárcel
Veamos el caso del prisionero Dino Navarrete, uno de los diez mil trabajadores presos que trabajan en el "complejo industrial de la prisión", que colabora con las empresas privadas para obtener superbeneficios. ¿Puede haber un trabajo más degradante, esclavitud total aparte?, Sin embargo, se trata de una industria en expansión. Los EEUU encabezan la lista mundial volumen de población carcelaria, que ahora se acerca al millón y medio de presos, siendo la mayoría de reclusos gentes de color.
Dino Navarrete, encarcelado por un delito de secuestro, no sonríe demasiado cuando contempla las máquinas de coser en el taller carcelario que no deja de crecer y prosperar en el penal Soledad. El hombre, bajo y robusto, con tatuajes que cubren su musculoso antebrazo, gana 45 céntimos la hora por hacer camisetas azules de trabajo en esta prisión prisión de mediana seguridad ubicada cerca de Monterrey, California. Luego de las deducciones, gana cerca de 60 dólares por mes, trabajando jornadas de 9 horas.
"Te ponen en la máquina para que trabajes para ellos", dice Navarrete. "Nadie quiere hacerlo. Estos trabajos son un cachondeo para la mayoría de los internos de aquí. Hace rato que California dejó de considerar que el trabajo rehabilita a los presos. Los guardianes sólo quieren tenerlos ocupados. Si los prisioneros se niegan a trabajar, se los traslada a lugares de castigo y pierden el privilegio de la cantina. Y aún más, pierden la posibilidad de acortar la condena por 'buena conducta'."
Navarrete se sorprendió al saber que California estaba exportando ropa confeccionada en prisión hacia Asia. Ni él ni los otros prisioneros tenían idea de que California, junto con Oregón, estaban haciendo aquello por lo que fustigan a China: exportar bienes confeccionados en prisión. Entonces, dijo Navarrete, "también a esto se le puede denominar trabajo esclavo". "Si lo están vendiendo a ultramar, entonces se sabe que están haciendo dinero. ¿Adónde va a parar ese dinero? A nosotros, no".
Discapacitados
Consideremos el caso de Larry McAffe, que quedó cuadripléjico luego de un accidente de motocicleta. Como otras decenas de millones de personas discapacitadas, quería trabajar, y podría haberlo hecho si la sociedad le hubiera proporcionado los medios. En cambio, lo hicieron fue enviarlo directamente al horrible mundo de pesadilla del "cuidado" de la salud, mundo cuya principal hipótesis inicial de trabajo es que resulta demasiado costoso lograr capacitar para el trabajo a gentes como Larry. Larry llegó a pleitear en tribunales exigiendo que lo dejaran morir, algo que tribunales, médicos y compañías de seguros –que se dirían secuaces de alguna versión del darwinismo social— parecen empeñados en estimular.
McAfee le dijo al periodista Joseph Shapiro, del Informativo "US News and World Report", que había odiado perder el control sobre su cuerpo, pero que era peor perder el control sobre su vida. Esperaba poder seguir contribuyendo a la sociedad, pero se encontró con que en cada intento realizado se veía bloqueado por una situación sin salida. Dado que no disponía de un servicio de asistencia personal, McAfee tuvo que ser institucionalizado; lo que significa que no podía cumplimentar pedidos de trabajo o tomar cursos de computación; y falta de capacitación implica falta de posibilidad de empleo; y el empleo en sí mismo puede significar que los desincentivos laborales construidos por las políticas de discapacidad ponen en riesgo la posibilidad de tener los medios para sobrevivir. ¿Cómo podría una persona motivada no resultar abatida por esos obstáculos aplastantes?
Un trabajador normal y corriente
Consideremos el caso de Mike Lefevre, un trabajador "corriente". Esto es lo que dijo a Studs Terkel, el autor de un libro verdaderamente excepcional, titulado Working:
"Pertenezco a una especie en extinción: un trabajador. Trabajo puramente muscular: levantar, bajar. Manejamos entre catorce y quince mil libras de hierro al día. Ya sé que resulta difícil de creer: desde cuatrocientas libras hasta piezas de tres y cuatro libras. Es matador…
"Es difícil sentirse orgulloso de un puente que nunca cruzarás, de una puerta que nunca abrirás. Hacemos producción en masa, y nunca vemos el resultado final. Una vez hice un trabajo para un camión, y tuve una pequeña satisfacción cuando lo cargué. Olvídate de eso en una fábrica de acero. Nunca vemos adonde va nada.
"En una ocasión, mi capataz me regañó. Dijo: 'Mike, eres un buen trabajador, pero tienes una mala actitud'. Mi actitud consiste en no emocionarme con mi trabajo. Hago mi trabajo, pero no digo '¡qué maravilla!'. El día que me emocione con mi trabajo será el día en que me tope con un reductor de cabezas salvaje. ¿Cómo vas a emocionarte manejando acero? ¿Cómo te puedes emocionar, si estás destrozado y en lo único que piensas es en sentarte?
No es sólo el trabajo. Alguien construyó las pirámides. Siempre hay alguien detrás de una construcción. Pirámides, el Empire State Building. Esas cosas no salen de la nada. Hay trabajo duro detrás de ellas. Me gustaría ver un edificio, digamos el Empire State, me gustaría ver en uno de sus lados una tira de arriba abajo con los nombres de cada uno de los albañiles, electricistas, con todos los nombres. De manera que cuando uno de los muchachos pasara por ahí, pudiera tomar la mano de su hijo y decirle. 'Mira, ése soy yo, por ahí, en el piso cuarenta y cinco'."
Voces dolientes
Escuchemos para terminar al coro de las voces dolientes, procedente también del libro, ya mencionado,
Working :
"Prevalece en la inmensa mayoría un descontento apenas disimulado.. Los blues de los trabajadores manuales no son más amargos que los gemidos de los oficinistas. 'Soy una máquina', dice el soldador.. 'Estoy entre rejas', dice el cajero de banco. Y el administrativo del hotel se hace eco de todo ello. 'Soy una mula de carga', dice el trabajador del acero. 'Un mono podría hacer lo que yo hago', dice el recepcionista. 'Soy menos que el utensilio más insignificante de las labores agrícolas', dice el trabajador inmigrante. 'Soy un objeto', dice la modelo de alta costura. Trabajadores manuales y oficinistas repiten de consuno: 'soy un robot'. 'No tenemos nada de qué hablar', dice el contable desesperado. Han pasado ya unos cuantos años desde que John Henry cantaba aquello de que 'Un ser humano no ha de ser otra cosa que un ser humano'. El hecho duro y nada romántico es éste: murió con el martillo en la mano, mientras la máquina seguía con su bombeo rutinario. Sin embargo, encontró la inmortalidad. Es recordado."
Michael D. Yates es editor asociado de la veterana revista socialista norteamericana Monthly Review. Su libro más reciente es: In and Out of the Working Class. Hasta la victoria siempre. ¡Patria o muerte! ¡Venceremos!