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Puebla, Pue. Aunque el Revolucionario Institucional se sumó a la oposición contra la iniciativa, los dirigentes de Convergencia y del PT cuestionaron la alianza PRI–AN que prevalece en el país desde el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, cuando comenzó la privatización de Petróleos Mexicanos, y manifestaron sus sospechas sobre la actuación ambivalente del tricolor y la posibilidad de que al final apoye una propuesta que se termine por imponer y beneficie a las trasnacionales petroleras. Es más; ambos partidos demandaron al gobernador Mario Marín Torres fijar una postura concreta sobre la reforma energética y encabezar, junto con el Instituto Electoral del Estado, un plebiscito para el 10 de agosto. José Juan Espinosa Torres, dirigente de Convergencia, dijo que a pesar de que en Puebla existe la figura del plebiscito, el gobierno estatal ha evitado hablar al respecto. “Le pedimos (a Mario Marín) que Puebla deje de salir en la nota roja; queremos opinar y que se sepa lo que quiere la gente”, señaló. Ayer, los dirigentes del PRD, Miguel Ángel de la Rosa Esparza; del PRI, Alejandro Armenta Mier; de Convergencia, José Juan Espinosa, y del PVEM, Ernesto Guerrero Aguilar, así como los representantes del PT y del PAN, José Rúa Rosas y Apolonio Méndez, respectivamente, participaron en un debate sobre la reforma energética efectuado en la Escuela Libre de Derecho de Puebla. En general, el encuentro se caracterizó por la conformación de un bloque opositor de todos los partidos, salvo el PAN, en contra de la iniciativa de Felipe Calderón, así como las críticas de Convergencia y del PT sobre las sospechas que existen del “supuesto” espaldarazo del tricolor al movimiento en contra de la privatización de Pemex. El PAN, por su parte, se constriñó a señalar que la responsabilidad inicial sobre la aprobación de la iniciativa corresponderá al Congreso de la Unión, pero si existen inconformidades o visos de inconstitucionalidad de la reforma, entonces la Suprema Corte de Justicia de la Nación tendrá la última palabra sobre el tema. Al encuentro se dieron cita académicos, estudiantes, diputados locales, políticos, así como integrantes del Movimiento Estatal en Defensa del Petróleo, quienes abuchearon al representante del PAN, sacaron pancartas y gritaron consignas como “¡No, no, no, no me da la gana, ser una colonia norteamericana. Sí, sí, sí, sí me da la gana, ser una nación libre y soberana”. La discusión estuvo dividida en cuatro partes. Los ponentes comenzaron con una exposición sobre la reforma; luego hubo dos espacios de réplicas, y finalmente, una conclusión.
Pemex y la reforma José Juan Espinosa, Alejandro Armenta y Miguel Ángel de la Rosa coincidieron en señalar que la reforma energética representa prácticamente la privatización de Petróleos Mexicanos. El dirigente priista apuntó que su partido apuesta por una reforma integral, pero nacionalista y que sea una política de Estado encaminada a beneficiar sólo a los mexicanos. Recordó que el PRI fue responsable de la nacionalización de la industria petrolera, a través de Lázaro Cárdenas, y los gobiernos emanados de su partido se encargaron de generar la infraestructura y poderío de Pemex, pero en ocho años que lleva el PAN, pese al boom petrolero, no se ha hecho nada a favor de la paraestatal, incluso hoy enfrenta un endeudamiento de 300 por ciento, se desmantelaron las plataformas de investigación y científica y se reformó la ley para decomisar el dinero que ingresa por la venta de hidrocarburos. De la Rosa Esparza, en su intervención, explicó que los recursos de Pemex representan el 40 por ciento del Presupuesto de Egresos de la Federación, y aunque se han captado recursos extraordinarios por 40 mil millones de dólares, el dinero no ha ido a infraestructura, sino que el gobierno federal los tiene guardados. La paraestatal, agregó, es la segunda más importante en todo el mundo en cuanto a su rentabilidad, pero la mayoría de los recursos se va al pago de la deuda que se contrató con Vicente Fox a través de los Pidiregas. La iniciativa de Calderón, abundó, propone que el 75 por ciento de las ganancias y la industria de altas utilidades se privatice y los recursos vayan a parar a manos privadas. En el fondo, dijo, se pretende convertir a Pemex en un “simple departamento del petróleo”. El representante del PT hizo un recuento de la toma de tribunas por parte de los partidos que integran el Frente Amplio Progresista, lo que permitió que el gobierno federal no tuviera otra opción que aceptar un debate público. Esta medida, continuó, fue satanizada por el PAN y el PRI, mientras que Calderón montó “una campaña infame” y toda una estrategia propagandística en los medios de comunicación que “sólo faltó que en las telenovelas hablaran sobre las bondades de la reforma”. Así pues, abundó, con el pretexto de que es necesario explorar aguas profundas, el gobierno federal quiere abrir la puerta a la privatización, pero lo que nunca explicaron es que hasta 2007 el volumen del recursos en México ascendía a 44 mil 500 millones de barriles, de los cuales 14 mil 700 millones son reservas probadas, 15 mil 100 millones son reservas probables y 14 mil 600 son reservas posibles, mientras que el petróleo en aguas someras ni siquiera están incluido en esa medición. Ernesto Guerrero Aguilar, en su oportunidad, hizo una defensa sobre la necesidad de impulsar una transición energética a fin de que en 50 años, que se estima podrían agotarse los recursos petroleros, se cuente con opciones de energía renovable, en donde podrían participar empresas privadas. La iniciativa de Calderón, cuestionó, no incluye ninguna medida de tipo ambiental y reducción de riesgos.
La réplica En está parte del debate, José Juan Espinosa Torres criticó la postura asumida por el PRI. Recordó que la privatización de Pemex inició con Salinas de Gortari, que en un principio el tricolor trató de evadir un debate sobre la reforma y la incongruencia en las posturas dentro de ese partido sobre el tema. “¿A quién le debemos hacer caso?”, se preguntó, ¿al PRI de Puebla, que se opone a la reforma; al PRI de Francisco Labastida, que dijo que no iba a haber reforma, al PRI del estado de México, que respaldó por completo la iniciativa? En el caso del PAN, indicó que no se sabe el destino de un billón de pesos que supuestamente se envió al pago de deuda en Pidiregas y en pocos años hizo que la competitividad de Pemex cayera en el concurso internacional. Lo que se requiere, abundó, es salir a las calles y preguntarle al pueblo de México lo que quiere sobre su industria petrolera. Alejandro Armenta tomó la palabra y afirmó que el PRI es un partido serio, autocrítico, enarbola una oposición responsable, que se opone a la privatización, que aprendió de sus errores y ha pagado caro los mismos al perder la presidencia de la República. Esgrimió que el gobierno federal se ha valido de una serie de mentiras para impulsar su reforma, como es la falta de recursos en Pemex, pero omite decir que entre 2006 y 2007 han llegado al país 60 mil millones dólares por excedentes y se reportó un superávit de 162 mil millones de pesos. Manifestó que el PRI ha hecho una consulta para preguntarle a la gente su opinión, e hizo un llamado a todos los sectores políticos del país, sobre todo al PAN, para que se apeguen a la Constitución y no empeñe la principal industria del país a los extranjeros. En su oportunidad, el panista Apolonio Méndez planteó un panorama catastrofista al afirmar que, de no haber una modernización, se entrará a una crisis de abasto y atraso. Dijo que la inversión en infraestructura no es reciente, sino que tiene 30 años; de ahí que “tenemos que tener dinero de otro lado”. Al terminar esta y sus otras intervenciones, el ex diputado federal fue abucheado por varios asistentes. Miguel Ángel de la Rosa, por su parte, advirtió que en caso de que el Congreso de la Unión apruebe la privatización de Pemex en un ejercicio fiscal, el país quebrará, además de que esta comprobado que las grandes trasnacionales están acostumbradas a evadir impuestos, de ahí que el dinero que ahora llega a Pemex “nunca lo tendremos en caso de que pase a manos privadas”. El representante del PT le echó en cara del dirigente estatal del PRI que su partido no quería ningún debate, pero también se enfrenta a un conflicto de intereses debido a que fueron los protagonistas del escándalo del Pemexgate que quedó impune, además de que la presidente nacional de ese partido declaró que al final quienes resolverán la reforma energética serán los legisladores. |