18 de noviembre de 2009


El Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) convocó a un movimiento nacional pacífico para recuperar el poder desde el pueblo y restablecer el orden constitucional que ha roto el gobierno. Una multitud se congregó en el Zócalo el miércoles 11 de noviembre, en un mitin convocado por el SME, en el marco de un paro cívico nacional que movilizó a miles de mexicanos en rechazo a la extinción de Luz y Fuerza del Centro FOTOS: José Carlo González y Francisco Olvera / La Jornada


Integrantes de la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productores del Campo (ANEC) entregaron a los trabajadores del SME 30 toneladas de granos (maíz blanco, frijol negro y arroz) en apoyo a la lucha de sindicato FOTOS: Rubén Darío Betancourt /

Apoyo campesino a la lucha del sindicato mexicano de electricistas

Acciones en el Itsmo


Más de mil 500 colonos, indígenas y profesores integrantes de UCIZONI, del Colectivo Popular y Magisterial 14 de Junio, del Movimiento Istmeño de Resistencia Civil contra las Altas Tarifas Eléctricas, de la Asamblea de Pueblos en Defensa de la Tierra y de la Sección 22 del SNTE bloquearon la carretera transístmica y ocuparon de manera pacífica las instalaciones de la Comisión Federal de Electricidad a la altura de la ciudad de Juchitán, Oaxaca FOTOS: Ignacio Salinas Barragán / UCIZON

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Las primeras organizaciones rurales en forma que surgen al término de la fase armada de la Revolución mexicana son Ligas de Comunidades Agrarias. Con su accionar da inicio, a principios de los 20s, el movimiento campesino propiamente posrevolucionario. La intensa lucha que en el seno de las Ligas libran el agrarismo sumiso al gobierno y el agrarismo radical prefigura la tensión entre sometimiento y rebeldía que hasta nuestros días tiene en vilo a los campesinos organizados. Sus polémicas ponen también sobre la mesa algunos de los temas que marcarán el debate político sobre el campesinado durante el pasado siglo: la evidencia de que los rústi cos han sido el protagonista mayor de todas las revoluciones; el natural anticapitalismo de una clase que no puede liberarse realmente dentro del orden existente; el cuestionamiento de la presunta superioridad de un proletariado que, se supone, debiera organizar y conducir a los campesinos; las relaciones entre el movimiento social y el partido revolucionario... Algunas de estas cuestiones ya sólo son historia, otras siguen vigentes.

Llama también la atención que la matriz ideológica del agrarismo radical de los 20s es el marxismo y en particular el leninismo, lo que se explica porque por esos años había triunfado en Rusia la revolución conducida por los bolcheviques. Paradójicamente, aunque su discurso sea en gran medida leninista, el campesinismo de los líderes está más cerca de Emiliano que de Vladimir Illich.