29 de octubre de 2008
INTERESANTE ANALISIS
Pedro Echeverría V.
1. Andrés Manuel López Obrador (AMLO), aunque permanezca en el PRD, ya no será el candidato presidencial de ese partido. Los nuevos dirigentes del PRD, en los hechos, son los creadores de la llamada Nueva Izquierda que no es otra cosa que una corriente socialdemócrata que busca el poder (vía parlamentaria) por medio de negociaciones y acuerdos con los gobiernos panistas y priístas. Los “chuchos”, aunque dientes fuera digan respetar a López Obrador, la realidad es que condenan sus formas de lucha por poner a la movilización adelante, así como por sus declaraciones de confrontación con el gobierno ilegítimo de Felipe Calderón. Si hace un año la llamada “corriente orteguista” no era mayoría ahora representa mucho más de la mitad en delegados propios y aliados. Y su tendencia es a crecer con más fuerzas priístas y arribistas.
2. El comportamiento de López Obrador frente a los dirigentes de Nueva Izquierda, así como ha sido frente a Cárdenas, la APPO, Marcos, el EPR y otras corrientes de izquierda, ha sido de respeto. A pesar de las críticas que ha recibido por no manifestar su apoyo, tampoco los ha desautorizado. A pesar de que AMLO ha declarado públicamente que “el único camino hacia el gobierno es el electoral” no ha dejado de convocar movilizaciones que sin duda, ante la cerrazón, la corrupción y el crecimiento del desempleo y la miseria, llevarán a la radicalización del pueblo. Lo único que habría que exigir es que a esas movilizaciones se les de más contenido clasista para evitar que en algún momento sean frenadas. Ese puede ser el gran valor de lópezobradorismo: la esperanza de que esas concentraciones se conviertan en un enorme poder de masas.
3. Ese poder de convocatoria de AMLO causa alarma y miedo entre la clase política y empresarial. Saben que así como reúne a decenas o centenares de miles en el Monumento a la Revolución, en el Hemiciclo a Juárez o en el Zócalo, así también esas mismas fuerzas pueden buscar alianzas entre otros sectores de trabajadores y bloquear carreteras, avenidas, instituciones bancarias y de gobierno o embajadas. Hasta ahora el pacifismo de López Obrador es el que se ha impuesto en sus concentraciones, pero si los problemas del país se agravan más en perjuicio de la población, otras estrategias podrán pasar a primer plano. El PRD y sus enorme oportunismo, ha sido una especie de freno a las batallas de AMLO y muchas organizaciones que buscarían alianzas lo saben. Muchas, por no decir todas las organizaciones de la izquierda social no quieren al PRD.
4. Al parecer dos caminos le quedan a AMLO: I . Llamar a la conformación de un nuevo partido nacional y II . Negociar con el PT para que éste (que en su programa proclama la lucha por el socialismo) se transforme en un partido amlista. En ninguno de los casos AMLO tendría muchas dificultades porque 1) ha recorrido tres veces el país y no le faltarían asambleas y firmas para el registro de un nuevo partido y 2) el PT lograría dar un salto que lo pondría por encima del PRD (NI) socialdemócrata. AMLO/PT podría ser el partido de izquierda y los “chuchos” de NI estarían más identificados con el PRI, por lo que no tendrían mucha razón para estar separados. Los gobernadores, legisladores y burócratas se quedarían en el PRD pero las oposiciones estarían con AMLO. Obviamente también los “intelectuales” responderían a sus propios intereses.
5. ¿Qué tanto los poderosos del capital y de los medios informativos van a continuar su campaña contra el lópezobradorismo, los movilizadores y los radicales? ¡Calumniarán! Esas escisiones producen desánimo, decepciones, pero obedecen la mayoría de las veces a problemas irremediables. Pareciera que corresponden a procesos naturales de los que no se puede escapar. Conocidas las historias de las organizaciones de izquierda, de acuerdo con la dialéctica (no se si marxista o hegeliana) al conformarse una unidad automáticamente (por la contradicción) comienza a formarse la desunión destinada a rompimientos sin fin. Pero a pesar de ello hay que continuar el proceso irreparable. ¿Para qué organizar algo si pronto puede romperse en mil pedazos? No construyamos para luego destruir, pero hay que saber que se nace, se crece, se reproduce y se muere.
6. ¿Qué no se dividen el PRI, el PAN y las organizaciones reaccionarias de derecha? Es muy claro que también ellos se escinden pero no por cuestiones ideológicas como frecuentemente sucede en la izquierda. Sus divisiones responden siempre a pleitos de negocios, de repartición de ingresos, de contratos y propiedades. En los sectores de derecha donde la ideología es el dinero, la competencia, así como la acumulación de capital, la política (que es de primordial importancia en la izquierda) es totalmente secundaria sino está dirigida a ganar dinero. El PRI, a través de sus más de siete décadas de dominación, se le han separado varias decenas de líderes y cientos de miles de militantes. En el PAN, así como en las organizaciones empresariales, continuamente surgen separaciones que nada tienen que ver con política sino con negocios.
7. No se sabe qué tan hábiles y capaces para reunificar a la izquierda y las luchas de los trabajadores electricistas, profesores, petroleros, mineros, telefonistas y organizaciones campesinas y populares sean los dirigentes de un nuevo partido, pero si actúan teniendo claros los objetivos y éstos logran identificarse plenamente con los intereses del pueblo, será un partido de “nuevo tipo”, es decir, diferente a cualquier partido pro empresarial, burgués y derechista. Pero, ¿ese partido de izquierda social es el que querrá construir López Obrador y sus amigos con sus movilizaciones o sólo se trata de una organización más que compita con la clase política por cargos dentro del mismo sistema de explotación? De todas maneras en los próximos pasos de López Obrador podremos ver si las cosas pueden cambiar radicalmente o todo será más de lo mismo donde se vislumbra una vuelta del PRI al gobierno nacional.
8. Estamos en 2008 y pronto será el bicentenario de dos grandes revoluciones. ¿Alguien se imaginó que en una sangrienta batalla de 11 años que se inició en 1810 con un “Grito de Dolores” fueran expulsados de México los conquistadores después de 300 años de cruel colonialismo? ¿Pensó alguien (en medio del derroche y la corrupción porfirista y los festejos “patrios”) que el pueblo mexicano se levantaría en armas en 1910 y lograría aniquilar al ejercito asesino que respaldaba la dictadura? Nadie, ninguna persona en su tiempo pensó en que el pueblo organizado y en lucha podría acabar con siglos o décadas de dominación. Hoy, en 2008, parece que la burguesía ha comenzado a perder la capacidad de dominación y el pueblo mexicano está ya desesperado y cansado de ser dominado. ¿Están dadas las condiciones objetivas y subjetivas en el pueblo mexicano para una nueva revolución? ¿Estaban dadas en 1810 y 1910? AMLO puede opinar.