■ La resistencia civil está ligada a las FARC, insiste Ortuño
Nueva confrontación FAP-AN al cerrar sesiones del Senado
■ Monreal deplora la actitud dual y de cinismo de la legisladora panista
La Cámara de Senadores cerró ayer su segundo periodo ordinario de sesiones del segundo año de la LX Legislatura con otra confrontación entre integrantes del Frente Amplio Progresista (FAP) y de la bancada del PAN, ya que la legisladora del blanquiazul Teresa Ortuño reiteró en tribuna que el movimiento de resistencia civil contra la privatización de Petróleos Mexicanos (Pemex) está ligado a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y al Ejército Popular Revolucionario (EPR).
El perredista Ricardo Monreal deploró la actitud dual y de “cinismo” de Ortuño, quien participó en tomas de carreteras y aeropuertos y ahora califica de violentas acciones similares. Le dijo que la protesta encabezada por Andrés Manuel López Obrador para evitar que Pemex pase a manos extranjeras es una resistencia absolutamente pacífica, en la que no ha habido ni un solo vidrio roto.
Los tres meses de sesiones en el recinto senatorial gravitaron sobre las iniciativas de reforma para abrir Pemex al capital extranjero, llevaron a PRD, PT y Convergencia a tomar durante 16 días la tribuna de Xicoténcatl y concluyeron en medio de fuertes discrepancias, a pesar de que al clausurar los trabajos el presidente del Senado, Santiago Creel Miranda, resaltó los “entendimientos” alcanzados después de “semanas particularmente complejas”.
Durante la sesión de ayer, el coordinador de Convergencia, Dante Delgado Rannauro, se disculpó ante las senadoras del PAN por no haberse expresado “adecuadamente” un día antes y haber dado la impresión de que no quería debatir con las mujeres de la bancada del blanquiazul.
De inmediato, el panista Rubén Camarillo, quien la víspera retó a duelo a Delgado Rannauro, pidió la palabra para aceptar y “darse por satisfecho” con la disculpa del veracruzano. Entonces intervino el perredista Pablo Gómez para destacar lo que el impulsor de la reforma energética de Felipe Calderón parecía no ver.
“Creo que la satisfacción no corresponde manifestarla al senador Camarillo, sino en todo caso a la senadora Ortuño. Quiero que conste en el Diario de debates”, demandó Gómez. Las panistas estaban muy contentas. Beatriz Zavala reconoció “la valentía” del líder de Convergencia, y Adriana González Carrillo, ya sin temblar de furia como el día anterior, solicitó a Dante Delgado retirar la frase que tanto las incomodó y aprovechó para solidarizarse con la presidenta de la Cámara de Diputados, Ruth Zavaleta.
Pero la senadora de Tabasco por el PRD Rosalinda López intervino después para demandar que Ortuño retirara también del Diario de debates las acusaciones que formuló en la sesión de un día antes contra los legisladores del FAP que retuvieron la tribuna senatorial.
“¡No retiro lo que dije, porque no fue mentira!”, respondió la senadora chihuahuense, pero comenzó a modificar lo que señaló un día antes y manifestó que “los grupos que estaban cercando el Senado” repartían propaganda de las FARC y el EPR. Sostuvo que no quiso ofender a nadie y trató de explicar: “No voy aceptar que se diga que estamos al mismo nivel y que es lo mismo secuestrar la tribuna que denunciar el secuestro”.
El senador Monreal le exigió probar sus dichos o retractarse, y le recordó que cuando el PAN era oposición su discurso era “virulento”. Usted, le dijo, “tomó carreteras, tomó aeropuertos y hoy no puede darnos clases de moral”.
Con cara de azoro, Ortuño oía el discurso de Monreal: “Me parece que se llama cinismo decir que la toma de tribuna de la Cámara de Diputados –para permitir que rindiera protesta Felipe Calderón– fue democrática y constitucional y la del Senado un acto de facinerosos”.
El ex gobernador de Zacatecas puso en duda que hayan existido los volantes de apoyo a las FARC a los que aludió Ortuña; en cambio, le señaló, todo mundo vio “el espot del odio” que se transmitió durante seis días contra Andrés Manuel López Obrador, comparándolo con Hitler. “¿Acaso eso es correcto?”
Ortuño insistió en que “las personas que estaban realizando el cerco tenían ese tipo de propaganda”, pero que no tenía ningún elemento para señalar que fuera de los senadores.
La perredista Claudia Corichi le exigió una vez más que presente pruebas de que el movimiento de resistencia civil contra la privatización de Pemex está vinculado a la guerrilla nacional y colombiana.
“No le permito que se nos vincule a un movimiento armado ilegal y violento; qué bueno que sale a la luz quiénes calumnian y difaman”, le dijo, y la conminó a presentar una denuncia de sus dichos ante la Procuraduría General de la República.
La discusión concluyó ahí. Ortuño trató de intervenir de nuevo, durante el debate de otro tema, pero el priísta Francisco Arroyo Vieyra ya no lo permitió. En su discurso de clausura del periodo, Santiago Creel insistió en que “el diálogo democrático debe alejarse de los extremos, apartarse de la intolerancia”.
A su vez, el perredista Carlos Navarrete reconoció que el periodo terminó en medio de discrepancias notorias en el ambiente y en la propia tribuna, porque “estamos en medio de una confrontación política que la sociedad conoce”.
Las diferencias persistirán y en los próximos 90 días “habrá un debate intenso, en 22 foros de discusión sobre el futuro de Pemex, en los que se mostrarán proyectos de nación diferenciados”.