29 de abril de 2009

EN PUEBLA, EL GOBIERNO TAMPOCO SABE QUE HACER, SALVO OCULTAR LA INFORMACION, Y LOS RUMORES SE EXPANDEN:

Suman 45 casos de influenza tipo A y B en el estado, informó Rodolfo Carrillo Luna

Cartel en una farmacia de la ciudad; la escasez de productos como tapabocas o antigripales comunes es la constante

AMÉRICA FARÍAS OCAMPO

El subsecretario de Salud local, Rodolfo Carrillo Luna, informó que todavía no se ha diagnosticado ningún paciente con gripe porcina en el estado; sin embargo, los casos de influenza tipo A y B sí se incrementaron, al pasar de nueve el lunes a 36 este martes.

Hace dos días, el titular de la Secretaría de Salud local (Ssa), Antonio Marín López, señaló que se tenían confirmados seis casos de personas con influenza A y B, y que tres estaban en estudio para verificar de qué tipo de agente patógeno se trataba.

Ayer por la mañana informó que habían aparecido 36 casos sospechosos de influenza porcina, y por la tarde confirmó que todos, incluidos por tres que estaban en análisis desde el lunes, se trataban de los virus A y B de la influenza.

Carrillo Luna explicó que las muestras de las personas que presentaron un cuadro clínico similar al de la influenza porcina se enviaron primero al laboratorio estatal y después a los laboratorios de la Secretaría de Salud federal, y que fueron las autoridades federales quienes concluyeron que todas las pruebas enviadas por la Ssa local se trataban de influenza tipo A y B.

Ante el cuestionamiento de la prensa sobre por qué en Puebla no ha aparecido ningún caso de influenza porcina, cuando en estados colindantes a la entidad, como el Distrito Federal, Veracruz, Oaxaca, Tlaxcala y Morelos, ya se han confirmado pacientes infectados con este tipo de cepa, incluso decesos, Carrillo Luna respondió:

“El comportamiento viral es diferente, puede ser el medio ambiente, la contaminación, lo que ustedes consideren; Puebla está libre de influenza porcina”.

En esta misma tónica, el titular de la Secretaría de Gobernación, Mario Montero Serrano, argumentó que la causa por la que no hay ningún deceso ni un enfermo con gripe porcina es porque el gobierno ha actuado oportunamente en las medidas que ha recomendado la Ssa federal, y porque se ha tenido una comunicación permanente entre las instituciones del sector.

El subsecretario de Salud local no detalló de qué municipios son las personas diagnosticadas con influenza estacional, su sexo ni su edad.

Aunque en la entidad aún no se registrado ningún paciente con gripe porcina, los casos de influenza A y B confirmados por los funcionarios de la Secretaría de Salud local prenden focos rojos, pues no es común que en primavera se registren pacientes con esta enfermedad.

José Gabriel Ávila Rivera, especialista en epidemiología, señaló que los datos proporcionados por la Ssa “son dudosos”, ya que la mayoría de los casos de influenza tipo A y B ocurren entre noviembre y febrero.

A decir del epidemiólogo, la dependencia estatal debería rectificar los datos, pues dichos casos se podrían tratar de los virus Adeno o Corona, los cuales causan los mismos síntomas que la influenza como escurrimiento nasal, fiebre alta, tos, dolores articulares y ataque al estado general del organismo.

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LOS INEPTOS PANISTAS QUE NOS GOBIERNAN NO SABEN QUE HACER, APARTE DE OCULTAR INFORMACION:

Luego de un ajuste, dice que son 159 los fallecimientos por influenza

Se enreda Córdova: sólo 7 muertos por virus porcino

El total de casos asciende a 2 mil 498; mil 311 siguen hospitalizados

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José Ángel Córdova y Javier Lozano, anocheFoto Carlos Cisneros
Ángeles Cruz Martínez

La epidemia de influenza, no necesariamente porcina, ha ocasionado la muerte de 159 personas, de un total de 2 mil 498 casos, de los que mil 311 pacientes están hospitalizados con cuadros de neumonía e insuficiencia respiratoria graves, informó anoche el secretario de Salud, José Angel Córdova Villalobos.

En medio del caos generado por la falta de claridad, el funcionario trató de explicar –sin éxito– lo que llamó ajuste y actualización sobre las cifras del virus que afecta al país. Contra lo que había estado informando desde el pasado viernes, de que en 20 de los casos se había confirmado la presencia de influenza de origen porcino, ayer señaló que sólo son siete y nunca explicó qué pasó con el resto.

Sin embargo, horas antes, en una conferencia convocada con puntualidad para los corresponsales extranjeros, con calma y precisión Miguel Angel Lezana, director del Centro Nacional de Vigilancia Epidemiológica y Control de Enfermedades (Cenavece), explicó que los Centros para el Control de Enfermedades (CDC) de Atlanta, Estados Unidos, corroboraron la presencia del virus de origen porcino en sólo siete de las 26 muestras mexicanas analizadas, y que en el resto se realizará el análisis nuevamente, como recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El funcionario también comentó que por este motivo las cifras se seguirán moviendo. En cambio, durante la conferencia para los medios nacionales, que fue postergada en dos ocasiones a lo largo de la tarde y que finalmente se inició pasadas las 21 horas, Córdova no pudo explicar las cifras e incluso dijo que los decesos de las víctimas de la influenza porcina ocurrieron en el Distrito Federal: seis en la delegación Tlalpan y uno en Magdalena Contreras, sin aclarar que en la primera está la zona de hospitales donde se encuentran los institutos nacionales de salud y particularmente el de Enfermedades Respiratorias, donde se han concentrado los casos graves de la epidemia, así como un elevado número de muertes.

En su exposición inicial, el titular de la Ssa dijo que luego de la depuración y precisión de la información y expedientes clínicos, hasta ayer se reportaron 159 muertes derivadas de casos sospechosos de neumonía atípica e insuficiencia respiratoria graves por influenza.

Mencionó un total de 2 mil 498 personas enfermas, de las que mil 311 están hospitalizadas, y tuvo que reconocer que a cinco días de haberse declarado la emergencia sanitaria, la información de los servicios de salud de los estados es deficiente, a tal grado que ayer sólo pudo dar cifras puntuales sobre el comportamiento de la epidemia en el IMSS y el ISSSTE. En ambas instituciones se concentra, hasta ahora, el mayor número de los enfermos detectados: 861 en primero y 102 en el segundo. Respecto de las muertes, 52 se han registrado en el Seguro Social y 12 en el ISSSTE.

De esa misma información se desprende que del 20 al 22 de abril, y del 24 al 26, ocurrieron los aumentos más significativos en la demanda de servicios médicos en ambas instituciones.

La confusión generada por Córdova Villalobos en su exposición se hizo evidente en la sesión de preguntas y respuestas, donde se le llegó a preguntar si, a partir de lo que había dicho, el número de muertos era de 311. En otro momento, donde se le solicitó puntualizar algunos datos, de plano argumentó que no llevaba las cifras consigo.

La falta de claridad en la información y las restricciones que desde el viernes se ha pretendido imponer a la prensa, permitiendo sólo cinco preguntas, contribuyó para que anoche la conferencia se saliera de control con preguntas que se hicieron fuera de micrófono y en contra de la voluntad del director de comunicación social de la Ssa. Una de las dudas que quedó sin respuesta es sobre el hecho de que desde el viernes, el número de muertos había subido de manera consistente, mientras que la cifra de ayer (159) representaba apenas siete decesos más de los reportados el día anterior. Córdova se limitó a decir que los datos proporcionados respondían al ajuste y cotejo de expedientes.

Al responder una pregunta, detalló que hasta ahora se han examinado 2 mil 762 muestras de exudado faríngeo de enfermos, de las que 2 mil 369 salieron negativas al virus A de influenza. De las que salieron positivas (253) se están analizando para determinar si existe el componente de la infección de origen porcino.

Más adelante, también reconoció las deficiencias que enfrenta el sistema nacional de salud, debido a que sólo 10 estados tienen la capacidad de determinar en sus laboratorios si se trata de un virus A de influenza. El resto tiene que solicitar los estudios al Instituto Nacional de Diagnóstico y Referencia Epidemiológica (Indre).

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La evolución del brote a una pandemia es inevitable, advierte el organismo internacional

Países afectados por la influenza porcina deben prepararse para lo peor: OMS

Es muy pronto para ubicar con exactitud el origen de la letal cepa, señala Kiji Fukuda

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En Tijuana, ante la emergencia por la influenza porcina, una mexicana provista de cubreboca ingresa en su automóvil a Estados UnidosFoto Ap
Reuters, Notimex, Afp y Dpa

Ginebra, 28 de abril. La Organización Mundial de la Salud (OMS) indicó hoy que la evolución del brote de gripe porcina a una pandemia es inevitable y advirtió que los países deben prepararse para lo peor, al tiempo que cifró en 105 el número de casos confirmados en el mundo con el virus A/H1N1.

En teleconferencia desde Ginebra, Kiji Fukuda, subdirector general del organismo dependiente de Naciones Unidas y encargado de Seguridad Sanitaria, pidió a todos los países que se preparen, ya que el paso del brote de influenza porcina a pandemia es algo inevitable.

Consideró que es muy pronto para ubicar con exactitud el origen de la letal cepa de influenza porcina, que ha elevado los temores a una pandemia.

La OMS informó que al menos 105 casos de influenza porcina se han confirmado: 64 en Estados Unidos, 26 en México (ya fallecidos), seis en Canadá, tres en Nueva Zelanda, dos en España, dos en Gran Bretaña y dos en Israel. Las cifras fueron difundidas horas antes de que el secretario de Salud de México, José Ángel Córdova, informara sobre 10 muertes más.

Fukuda agregó que la organización estaba enfocándose más a las necesidades de los países en desarrollo para el combate del brote, los cuales históricamente han sido los más fuertemente golpeados. Ellos realmente reciben un impacto desproporcionadamente fuerte, observó.

Para hacer el seguimiento de la situación epidemiológica (que) sigue evolucionando, es crucial identificar (a los viajeros afectados por la gripe porcina), insistió Fukuda.

Aunque el virus haya llegado a Nueva Zelanda o Gran Bretaña, esto no quiere decir que se haya establecido en una población o en un país, lo cual justificaría que la OMS considerara inevitable una pandemia y aumentase de nuevo el nivel de alerta, añadió.

La OMS reiteró una vez más que es inútil restringir los viajes o cerrar las fronteras pero, por su propio bien, recomienda fuertemente a las personas enfermas posponer sus viajes previstos.

Los viajeros que se sientan mal deben ser atendidos. Si se trata de gripe porcina, la enfermedad debe ser diagnosticada. Aunque la actividad del virus disminuyera habrá que esperar al menos varios meses para saber si éste ha desaparecido, declaró al recordar el caso de la gripe aviaria que azotó Asia en 2005.

Fukuda sostuvo que es posible que el actual brote mundial de influenza porcina resulte en una pandemia leve, pero advirtió que la influenza española de 1918, que dejó millones de muertos, comenzó igualmente de manera suave.

Creo que tenemos que ser conscientes y respetuosos por el hecho de que la influenza se transmite de una forma que no podemos predecir, advirtió. Además, comentó que aún no hay una buena explicación de por qué los casos de infección en México parecen tener síntomas más severos que en otros países.

Por su parte, Gregory Hartl, vocero de la OMS y especialista en epidemias y respuesta pandémica, declaró que la confirmación final de casos locales de gripe porcina en Estados Unidos podría significar que se ha desarrollado un nuevo foco de la enfermedad fuera de México, lo que justificaría pasar al nivel 5 de la alerta de pandemia. Si se produjera una confirmación de casos locales en Estados Unidos, en principio podríamos pasar a la fase 5, explicó Hartl.

Todavía estamos esperando una confirmación final de las autoridades estadunidenses, pero en ese caso, el Comité de Urgencia de la OMS podría tomar la decisión de aumentar otra vez el nivel de alerta de pandemia, precisó.

El paso a la etapa 5, el penúltimo nivel antes de la declaración de la pandemia, significa que ésta no sólo es inminente, sino inevitable. Si pasamos a esa fase será un cambio de gran importancia, insistió.

De acuerdo con los criterios de la OMS, la aparición de un foco infeccioso en un segundo país justifica lanzar el nivel 5, en su escala de 1 a 6. El Comité de Urgencias, que recomendó pasar a fase 4 el lunes –un punto de quiebre, según Hartl–, no tenía programado reunirse este martes. Pero sus expertos podrían ser convocados en cualquier momento para tomar este tipo de decisiones.

Más de 15 expertos epidemiológicos de la OMS fueron desplegados en México para ayudar a las autoridades a combatir los brotes en la ciudad capital y en otras dos áreas, informó Hartl.

Una pregunta central es por qué México es el único país donde hasta ahora se confirmaron muertes, aunque la tasa de mortalidad fue relativamente baja en relación con el número de casos, mientras en otros lugares las infecciones fueron leves.

No entendemos por qué la enfermedad es más severa en México, dijo Hartl, quien agregó que hasta el momento no se ha determinado si todos los casos que han aparecido en otras partes del mundo son importados de ese país o si algunos provienen de Estados Unidos.

Hay algunos casos en los que no se ha precisado su procedencia, acotó. Otro aspecto que todavía no se aclara, subrayó, es en dónde se originó este virus, ya que los casos ocurridos en California fueron los primeros detectados en marzo y después se confirmaron en México, sin tener que ver unos con otros.

El funcionario anunció que cuatro laboratorios trabajan, cada uno en etapas diferentes, en una cepa viral que puede servir para la fabricación de una vacuna contra el virus A/H1N1. Cuatro de nuestros laboratorios de referencia trabajan actualmente en una cepa viral, están en etapas diferentes de la producción de un precursor necesario para la fabricación de las vacunas.

Sin embargo, dijo que la OMS no había pedido a esos laboratorios (ubicados en Gran Bretaña, Canadá y Estados Unidos) que inicien la producción de una vacuna de manera extensiva.


Guía para enfrentar la influenza
Karina Avilés

En coordinación con las autoridades estatales de educación básica, media superior y superior, la Secretaría de Educación Pública (SEP) elaboró la Guía estratégica: ¿qué puede hacer la escuela para enfrentar la influenza?, para todos los niveles educativos, la cual enviará en formato electrónico a partir de hoy, y a la brevedad distribuirá la versión impresa a las autoridades del ramo en los estados. Dicho cuadernillo contiene los siguientes aspectos, entre otros:

–Elementos para el diseño de un plan de acción emergente, antes de la reanudación de clases y después de la emergencia epidemiológica, en cada escuela.

–Establecimiento de un filtro escolar (maestro o padre de familia) que se encargará de aplicar un cuestionario en cada plantel para detectar probables casos de influenza.

–Preparación de las instalaciones escolares para el regreso de los alumnos a clases, como la desinfección de tinacos, lavabos, manijas, etcétera.

–Medidas de prevención, promoción de la salud y para evitar el contagio.

–Recomendaciones para el aprovechamiento de tiempo libre en el hogar.

–Recuperación de la vivencia de los alumnos y sus familias.

Otro de los acuerdos tomados por las autoridades del ramo en el país fue aprovechar el tiempo de suspensión de labores para la mejora de la infraestructura escolar y la atención de los protocolos de limpieza, así como impulsar estrategias para recuperar los días que dure la emergencia sanitaria, de tal forma que se cumpla con el calendario escolar.


Problema de salud-Fisgón

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Los cerdos peligrosos usan traje
Mike Davis*
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Algunas farmacias del centro de la ciudad de México ofrecieron ayer cubrebocas y de inmediato se formaron largas filas para adquirir el productoFoto María Luisa Severiano

Las hordas de springbreakers regresaron este año de Cancún con un souvenir invisible, pero siniestro.

La influenza porcina mexicana, quimera genética probablemente concebida en las cloacas de algún chiquero industrial, de pronto amenaza con dar una fiebre al mundo entero. Los brotes iniciales en toda Norteamérica revelan una infección que ya se propaga a mayor velocidad que la más reciente cepa pandémica oficial, la influenza de Hong Kong de 1968.

Robando reflectores al asesino oficialmente designado, el H5N1 –que por lo demás muta con vigor–, este virus porcino es una amenaza de magnitud desconocida. Sin duda parece mucho más letal que el SARS en 2003, pero, siendo influenza, puede resultar más duradero que éste y menos proclive a volver a su cueva secreta.

Dado que las influenzas estacionales domesticadas del tipo A causan la muerte hasta a un millón de personas cada año, incluso un modesto incremento de la virulencia, en especial si se combina con alta incidencia, podría producir una carnicería semejante a la de una guerra en gran escala.

Entre tanto, una de las primeras víctimas ha sido la confortante fe, predicada durante mucho tiempo en los púlpitos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en que las pandemias pueden ser contenidas por las rápidas respuestas de las burocracias médicas, independientemente de la calidad de la salud pública local.

Desde las primeras muertes producidas por el H5N1 en Hong Kong, en 1997, la OMS, con el apoyo de la mayoría de los servicios nacionales de salud, ha promovido una estrategia centrada en identificar y aislar una cepa pandémica dentro del radio local del brote, seguida por una completa dosificación de la población con antivirales y vacunas (si las hay).

Un ejército de escépticos ha cuestionado con razón este enfoque de contrainsurgencia viral, pues sostienen que hoy día los microbios pueden viajar por el mundo (literalmente, en el caso de la gripe aviar) más aprisa de lo que los funcionarios de la OMS o locales pueden reaccionar al brote original. También apuntan al primitivo y a menudo inexistente seguimiento de la conexión entre las enfermedades humana y animal.

Pero la mitología de intervención audaz, preventiva (y barata) contra la gripe aviar ha sido invaluable para la causa de los países ricos, como Estados Unidos y Gran Bretaña, que prefieren invertir en sus propias líneas Maginot biológicas que incrementar dramáticamente la ayuda a las líneas frontales epidémicas fuera de su territorio, así como para las grandes trasnacionales farmacéuticas, que han combatido las demandas del tercer mundo por la manufactura pública y genérica de antivirales críticos, como el Tamiflu de Roche.

En todo caso, es probable que la influenza porcina muestre que la versión OMS/CDC de la preparación a una pandemia –sin una nueva y cuantiosa inversión en vigilancia, infraestructura científica y regulatoria, salud pública básica y acceso global a fármacos de vida o muerte– pertenece a la misma clase de manejo de riesgo piramidal que los derivados de AIG o los títulos de Madoff.

No es que el sistema de advertencia de pandemia haya fallado, sino que no existe, ni siquiera en Norteamérica y Estados Unidos.

Tal vez no sea sorprendente que México carezca tanto de la capacidad como de la voluntad política para dar seguimiento a la mortandad de ganado y sus impactos en la salud pública; pero la situación apenas si es mejor al norte de la frontera, donde la vigilancia es un pastiche disfuncional de jurisdicciones estatales y las trasnacionales productoras de ganado dispensan a las regulaciones de salud el mismo desprecio con que tratan a trabajadores y animales.

De manera similar, una década de advertencias urgentes de científicos en el campo no ha logrado asegurar la transferencia de tecnología avanzada de análisis viral a los países que están en la ruta directa de una probable pandemia. México cuenta con expertos de fama mundial en enfermedades, pero tuvo que mandar muestras a un laboratorio en Winnipeg (que tiene menos de 3 por ciento de la población de la ciudad de México) para identificar el genoma de la cepa. Por eso se perdió casi una semana.

Pero nadie estaba menos alerta que los legendarios controladores de enfermedades de Atlanta. Según el Washington Post, los CDC apenas se enteraron del brote seis días después de que el gobierno mexicano comenzó a imponer medidas de emergencia. De hecho, los funcionarios de salud pública de Estados Unidos aún están en gran parte a oscuras acerca de lo que ocurre en México, dos semanas después de que se reconoció el brote.

No debería haber excusas. No se trata de un cisne negro batiendo las alas. La paradoja central de este pánico por la influenza porcina es que, si bien fue totalmente inesperada, también se había vaticinado con precisión.

Hace seis años, Science dedicó una nota importante (reportada por la admirable Bernice Wuethrich) para probar que, luego de años de estabilidad, el virus de la influenza porcina norteamericana ha saltado hacia una vía rápida de evolución.

Desde que fue identificada, al principio de la gran depresión, la influencia porcina H1N1 sólo se había desviado ligeramente de su genoma original. Sin embargo, en 1998 se abrieron las puertas del infierno. Una cepa altamente patógena comenzó a diezmar la población de una granja porcina fabril en Carolina del Norte, y versiones nuevas y más virulentas comenzaron a aparecer casi cada año, entre ellas una extraña variante de H1N1 que contenía los genes internos del H3N2 (la otra influenza tipo A que circula entre humanos).

Investigadores entrevistados por Wuethrich se preocupaban de que uno de estos híbridos pudiera convertirse en influenza humana (se cree que las pandemias de 1957 y 1968 se originaron en la mezcla de virus aviar y humano en el cuerpo de cerdos) y llamaron a la creación de un sistema de vigilancia oficial sobre la influenza porcina: amonestación que, desde luego, pasó inadvertida en un Washington preparado para quemar miles de millones de dólares en fantasías de bioterrorismo mientras hacía caso omiso de peligros obvios.

Pero, ¿qué causó esta aceleración de la evolución de la influenza porcina? Probablemente lo mismo que ha favorecido la reproducción de la gripe aviar.

Desde hace mucho tiempo los virólogos creen que el sistema de agricultura intensiva del sur de China –una ecología inmensamente productiva de arroz, pescado, cerdos y aves domésticas y salvajes– es el motor principal de la mutación de la influenza, tanto la estacional como la genómica episódica. (Más raro es que se dé un salto directo de aves a cerdos y/o humanos, como ocurrió con el H5N1 en 1997.)

Sin embargo, la industrialización trasnacional de la producción ganadera ha quebrado el monopolio natural de China sobre la evolución de la influenza. Como muchos escritores han destacado, la crianza de animales ha sido transformada en décadas recientes en algo más parecido a la industria petroquímica que a la familia feliz de granjeros que presentan los libros de texto para niños.

Por ejemplo, en 1965 había 55 millones de cerdos en más de un millón de granjas de Estados Unidos; hoy existen 65 millones, concentrados en 65 mil instalaciones, la mitad de las cuales tienen más de 5 mil animales. En esencia, se trata de una transición desde los chiqueros a la antigua hacia vastos infiernos de excremento, de naturaleza sin precedente, en los cuales decenas, incluso cientos de miles de animales con sistemas inmunes debilitados se sofocan entre el calor y el estiércol e intercambian patógenos a velocidad de vértigo con sus compañeros de presidio y sus patéticas progenies.

Quien haya viajado por Tar Heel, en Carolina del Norte, o Milford, Utah –donde las subsidiarias de Smithfield Foods producen cada año más de un millón de cerdos por cabeza, así como cientos de pozas llenas de mierda tóxica–, entenderá por intuición hasta qué punto las agroindustrias han interferido con las leyes de la naturaleza.

El año pasado una distinguida comisión convocada por el Centro de Investigación Pew emitió un informe señero sobre la producción animal en las granjas industriales, el cual subrayaba el agudo peligro de que “el continuo reciclaje de virus… en grandes manadas o rebaños incrementará las oportunidades de generación de virus novedosos, mediante mutación o eventos recombinantes, que podrían propiciar una transmisión más eficaz de humano a humano”.

La comisión también advirtió que el uso promiscuo de antibióticos en fábricas de cerdos (alternativa más barata que sistemas de drenaje o ambientes más humanos) favorecía el aumento de infecciones por estafilococo dorado resistentes a los antibióticos, y que los lixiviados de los desagües producían brotes de pesadilla de E. coli y Pfisteria (el protozoario del día del juicio, que ha matado más de mil millones de peces en los estuarios de Carolina y enfermado a docenas de pescadores).

Sin embargo, cualquier intento de mejorar esta nueva ecología patógena tendría que enfrentarse al monstruoso poder ejercido por conglomerados ganaderos como Smithfield Foods (cerdo y res) y Tyson (pollo). Los comisionados del Centro Pew, encabezados por John Carlin, ex gobernador de Kansas, reportaron obstrucción sistemática de su investigación por las corporaciones, incluso con amenazas descaradas de retener financiamiento a investigadores.

Además, se trata de una industria altamente globalizada con equivalente peso político internacional. Así como el gigante del pollo Charoen Pokphand, con sede en Bangkok, logró suprimir investigaciones sobre su papel en la propagación de la gripe aviar por toda Asia, es probable que la prevista epidemiología del brote de influenza porcina se estrelle contra el valladar corporativo de la industria del cerdo.

Esto no quiere decir que jamás se encontrará una pistola humeante. Ya hay versiones en la prensa mexicana en torno a un epicentro de influenza alrededor de una gigantesca subsidiaria de Smithfield Foods en el estado de Veracruz. Pero lo que más importa (en especial dada la amenaza constante del H5N1) es la configuración mayor: la estrategia fallida de la OMS contra la pandemia, la ulterior declinación de la salud pública mundial, el férreo control de las grandes farmacéuticas sobre los medicamentos vitales, y la catástrofe planetaria de una producción ganadera industrializada y ecológicamente desordenada.

Traducción: Jorge Anaya

* Autor de los libros sobre la amenaza de la fiebre aviar: El monstruo llama a nuestra puerta y Ciudad de cuarzo

Fiebre porcina-Hernández

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Cuna de la influenza patógena
Alejandro Nadal

El capital siempre ha codiciado someter la producción agrícola y pecuaria a su lógica de valorización. En la industria pecuaria, los grandes rastros y mataderos de ganado son un ejemplo de una línea de ensamble, pero al revés. En lugar de ir armando un producto final, a la res sacrificada se le va desensamblando por etapas. Pero la mejor imitación de procesos industriales en la producción pecuaria se da en los lotes de producción de ganado pecuario en condiciones estabulares y en las llamadas granjas porcícolas y avícolas. El hacinamiento y el afán de rentabilidad rápida han conducido a uno de los criaderos de agentes patógenos más peligrosos del mundo.

Ahora que la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Centro de Prevención y Control de Enfermedades estadunidense declaran que al virus A(H1N1) no se le puede contener, y que lo único que queda es mitigar los daños, habría que preguntarles por qué toleraron durante décadas la creación de este tipo de establecimientos. Su fallida estrategia anti-epidemia ha quedado al descubierto. Y tiene la palabra complicidad escrita por todas partes.

Surgen dos preguntas clave. Primero, ¿qué hace tan virulento al A(H1N1)? Segundo, ¿por qué es especialmente mortífero entre adultos jóvenes? Las respuestas apuntan a las industrias porcícola y avícola.

La historia comienza con la confirmación por parte del gobierno mexicano de que un niño estuvo infectado con el virus A(H1N1) que ya provocó 150 muertes en México. El niño se infectó en marzo durante un brote de enfermedades respiratorias que afectó a 400 personas en el poblado La Gloria, cercano a Perote, Veracruz.

Dos criaturas perecieron durante el episodio e inicialmente el gobierno estatal indicó que se trató de infecciones bacterianas. Para el 6 de abril ya se había dado la alerta de una extraña enfermedad respiratoria y se registraron niveles muy altos de infección en La Gloria. Se estableció un cordón sanitario, pero no se dio la alerta sobre un posible brote de influenza. La responsabilidad penal de las más altas autoridades sanitarias está comprometida en este asunto. ¿Será que no se quería poner en riesgo la visita de Obama a México el 16 de abril? Revisen las fechas. Es sólo una hipótesis.

Más allá del engaño y la lenta reacción de las autoridades (siempre incompetentes y corruptas), surge la pregunta de por qué en esa zona. Veamos algunos indicios que apuntan en dirección de las instalaciones de la empresa Granjas Carroll, subsidiaria de Smithfield, la principal productora porcícola del mundo.

El virus A(H1N1) parece ser más virulento en adultos sanos de entre 20-40 años. Una vieja hipótesis entre los epidemiólogos es que, en estos casos, un sistema inmunológico sano y fuerte se convierte en desventaja. Una explicación es que cuando hay infección por influenza patógena, los vasos sanguíneos en los pulmones se hacen porosos y una proteína vinculada a la coagulación de la sangre se introduce en los alvéolos pulmonares. La respuesta desesperada del sistema inmunológico conduce a un edema pulmonar y acelera el desenlace fatal. Así, los pacientes con el sistema inmunológico más fuerte son los primeros en sucumbir.

Un virus patógeno utiliza al organismo anfitrión para transmitirse a otro organismo. Si lo mata antes de tiempo, queda aislado y no puede reproducirse. En la evolución de una cepa viral, se mantiene un equilibrio entre nivel de virulencia y la tasa de transmisión (de un anfitrión a otro). Cuando la transmisión es más rápida, la cepa aumenta su virulencia, matando al anfitrión más rápidamente.

Los mecanismos que promueven las mutaciones virales que conducen a mayor virulencia y rapidez de transmisión están presentes en la producción pecuaria, porcina y avícola en concentraciones industriales. El hacinamiento, la alimentación industrializada e inyecciones masivas de antibióticos y suplementos hormonales (para el rápido crecimiento), son excelentes promotores de una evolución que conduce a cepas patógenas virulentas. El hacinamiento y los débiles sistemas inmunológicos de cerdos y aves producidos en estas condiciones son propicios para generar tasas de transmisión muy rápidas. La acumulación de desechos es desde luego un foco de contaminación con graves riesgos para la salud humana y la integridad de los ecosistemas. La crueldad con los animales en estos centros productivos no es un problema menor. La cereza del pastel es la débil variabilidad genética en la población concentrada en estas granjas.

Bajo estas condiciones, el reemplazo periódico de la población de cerdos y aves provee nuevos lotes de anfitriones y favorece la evolución de cepas patógenas. Y si el reemplazo se acelera para aumentar rentabilidad (por ejemplo, pollos antes procesados en dos meses hoy lo son en 40 días), el ciclo viral se acelera porque aumenta la presión para que el virus alcance más rápido la fase de transmisión a otro organismo. La intensidad de virulencia aumenta proporcionalmente.

Al buscar cerrar lo que Marx llama los poros del proceso de valorización del capital, la gran industria porcícola y aviaria ha puesto en pie un sistema generador de cepas patógenas de fiebre porcina y avícola. Esto es lo que explica la aparición de una red filogenética de influenzas que afectan al ser humano precisamente cuando se globaliza el modelo industrial de producción avícola. Esta epidemia es prueba del fracaso de un modelo de producción y consumo que debemos reemplazar antes de que sea tarde.

Crisis porcina-Helguera