Granaderos y policías judiciales agredieron a periodistas y pobladores de la junta auxiliar de Santa María La Alta, perteneciente a Tlacotepec de Benito Juárez, que tenían retenido a un presunto ladrón de autos, a quien amenazaban con linchar. La represión sucedió a pesar de que los vecinos ya habían accedido a liberar al supuesto delincuente.
Testigos de los hechos aseguran que los uniformados dispararon sus armas de fuego contra los habitantes y que habrían herido al menos a nueve personas, quienes fueron rescatados por la población. También había versiones de que la fuerza pública detuvo entre tres y cinco personas, aunque al cierre de la presente edición la Procuraduría General de Justicia (PGJ) dio a conocer que no podía precisar el número de lesionados y que no había aprehendidos.
La dependencia también se deslindó de la agresión contra vecinos y periodistas, asegurando que en todo momento los agentes de la Policía Judicial se mantuvieron “al margen” de los hechos.
Cerca del mediodía, un hombre fue retenido por varios pobladores de Santa María La Alta, junta auxiliar perteneciente a Tlacotepec de Benito Juárez, en la Sierra Negra de Puebla, pues aseguraban que había intentado robar un coche. El sujeto no fue maltratado físicamente, aunque en varias ocasiones los pobladores amagaron con quemarlo vivo.
Al lugar llegaron el delegado de la Secretaría de Gobernación estatal para negociar la libertad del presunto ladrón, identificado cómo, Óscar Antonio Nieva Gómez, y también funcionarios de la PGJ. Hubo versiones de que el individuo no tenía ninguna responsabilidad en el delito que le imputaban los habitantes.
Al filo de las 13 horas los pobladores tuvieron una violenta reacción contra algunos periodistas que llegaron al lugar, al punto de que golpearon a Herberto Rivas Ramos, camarógrafo del Canal 14, y al corresponsal de El Sol de Puebla en la Sierra Negra, Iván Rodríguez.
Sin embargo, después de que los trabajadores de los medios de información dialogaron con los pobladores, les permitieron ingresar a la sede de la presidencia auxiliar.
No sucedió lo mismo con un piquete de elementos de la Policía Judicial que por esos momentos intentó entrar a Santa María La Alta. Con piedras y palos los vecinos los persiguieron hasta lograr que se marcharan.
Las negociaciones continuaron y los pobladores aceptaron liberar al retenido. Pasadas las 19 horas arribaron al menos 200 elementos de las policías Judicial, Estatal y Preventiva, amén del cuerpo de granaderos, lo cual generó la ira de los vecinos. Los uniformados portaban toletes, escudos y armas largas.
Cuando los uniformados salieron de la presidencia auxiliar escoltando al presunto delincuente, hubo vecinos que los increparon e insultaron. Los agentes no se contuvieron y reprimieron con brutalidad a los pobladores, lanzando gases lacrimógenos y disparando pistolas. Se escucharon al menos 15 detonaciones. Los vecinos se defendieron con piedras y palos. Hubo versiones de que también usaron armas de fuego.
José Castañares, fotoperiodista de La Jornada de Oriente, captó el momento en el que un grupo de aproximadamente ocho granaderos golpeaba sin clemencia a un hombre. Apenas tenía la oportunidad de levantarse la víctima porque sus primeros agresores lo dejaban en paz, llegaba otro grupo de policías para volverlo a reprimir.
“¡Deja de tomar fotos, cabrón!”, le ordenaron varias veces a Castañares los uniformados antes de que uno de ellos también se le fuera encima y le pegara con un tolete en el antebrazo izquierdo y en la espalda, impactando también en la cámara fotográfica.
Castañares emprendió la huida, pero los policías lo persiguieron aventándole rocas. Lo mismo le sucedió al fotoperiodista Óscar Bolaños, del diario poblano Síntesis, a quien varios uniformados también le arrojaron piedras.
El desenfreno de los policías era tal que el director de averiguaciones previas en la zona de la PGJ, Sergio Domínguez, quien estaba cerca de algunos periodistas, intentaba desesperadamente calmar a los uniformados y exclamaba constantemente que la situación estaba fuera de control.
Los uniformados se fueron y quedaron algunos periodistas en la comunidad. Entonces, varios pobladores arremetieron contra ellos, lanzándoles rocas, pero ya no hubo heridos, pues los proyectiles alcanzaron sólo sobre la carrocería del vehículo que llevaban los periodistas del rotativo regional El Mundo de Tehuacán.
Al cierre de la presente edición, la Cruz Roja estaba apenas por ingresar al pueblo.