Astillero
Con dinero baila el PRI
Ensayo para 2012
Todo cabe en un jarrito
a resultados.
Además del explicable y justificado hartazgo ciudadano por las torpezas graves del calderonismo, la resurrección
del PRI tiene como explicación definitoria el uso de recursos públicos (de tesorerías de estados) y privados (de origen y destino incomprobables jurídicamente, pero vistos y sabidos en muchas entidades) y la complicidad de medios informativos, sobre todo electrónicos, para deformar la realidad e imponer percepciones (un ejemplo de antología se dio en San Luis Potosí, cuando una reportera de Milenio colocó en el portal de Internet de este diario una noticia que hasta ahora no ha podido demostrar y que publicó sin fuente, como un hecho tajante, respecto a la aparición de un hijo del candidato panista a la gubernatura en un lugar de la Huasteca potosina con millones de pesos
en un maletín para compra de votos
. La noticia
fue retomada en Televisa y dada por cierta, en un juego de intereses que tiene como eje la influencia del gran anunciante Peña Nieto, el padrino de la victoria priísta en SLP).
No pago pa’ que me sigan pegando: los financistas oscuros han ayudado a que haya una nueva conformación del poder que llevará al fracasado Calderón a replegar sus tropas y reformular sus planes de desquiciada guerra
contra el narcotráfico. De triunfar la pretensión de que Los Pinos trianuales (de boliche: caídos, a punto de caer o solitaria e inecesariamente en pie) deje de jugar a los soldaditos por el país, y acepte que no pudo establecer nuevas reglas del mercado, que pretendían abrir el paso a una nueva generación de gerentes o comisionistas relacionados con la casa principal, se produciría un replanteamiento nacional de pactos entre grupos delincuenciales, tanto los explícitos, agrupados en lo que llaman cárteles, como los apenas encubiertos, conocidos en la jerga del ramo como autoridades. ¿Pa’ qué tanto brinco, estando el suelo tan mayoritariamente dominado ahora por el PRI? Abran paso a la nueva etapa de la convivencia de baja intensidad: menos ruido y más ganancias (compartidas), todo negocio del narco cabe en un jarrito, sabiéndolo acomodar. Baraja renovada: ejército de mapaches mata
ejército antinarco. El chou, es decir, el bisnes, debe seguir (aunque en Michoacán continúen los desarreglos y lleguen a niveles de reto a ráfagas de las fuerzas armadas familiares).
Lo sucedido este domingo es un ensayo de lo que se planea para 2012. En el duelo al sol de mapaches pistoleros los priístas resultaron mejores que los blanquiazules. Entre otras cosas, porque los del PRI tuvieron mejor armamento: dinero, dinero y dinero, según recomienda la fórmula napoleónica (¿los inversionistas ocultos apostaron a dos cartas, o se cargaron a la opción tricolor que les ofrecía mejores réditos y garantía de pronta recuperación?). Además, los estrategas de tres colores tuvieron experiencia, cuadros capacitados y una estrategia relampagueante que les llevó en los días previos a los comicios a desplazarse por todo el país para cerrar los tratos mercantiles y vigilar el cumplimiento de los compromisos adquiridos. Las próximas elecciones presidenciales están predestinadas a ser un escenario magno de inequidad, ilegalidad y trampas. Atracomulco.
Nada ha de complacer tanto, sin embargo, al respetable público (que pasó de bicicletero a telenovelero) como los interesantes incidentes de la boda real tan largamente pospuesta, la del famoso Chente hoy levantado en armas declarativas contra su breve sucesor, y la persistente Martita, mamá de sus impunes hijitos Bribiescas. Oh, cuando la desgracia acometía a los blanquiazules y el apachurrado Felipín, cuando el país parecía caer en las garras renovadas del dinosaurismo salinizado, cuando era posible decaer porque nada salvó al país ni cambió la faz podrida del poder (ni los votos nulos que valieron para lo que ya se sabía), entonces ha de aparecer la pareja tan simpática y oportuna, para que los mexicanos se entretengan en los entretelones del amor después de Los Pinos, de las pasiones en el rancho egocéntrico de San Cristóbal y en las discusiones apasionantes acerca de la validez de la ceremonia religiosa realizada en los jardines reales y no en una iglesia de la plebe (ya el jefe católico del feudo hizo saber que expidió una presunta autorización exprés a los tórtolos forrados (de fortuna sexenal). ¡Feliz luna ¿de miel?!
Astillas
La elección de nuevo dirigente del PAN está encaminada a ser un nuevo fracaso del licenciado Calderín (las elecciones confirmaron el diminutivo). Hay un enojo concentrado contra el equipo inservible que el felipismo impuso en los comités nacional y estatales, regidas todas las decisiones imperiales por el capricho y el amiguismo, y una corriente importante cree necesario que el nuevo jefe político del partido blanquiazul sea ajeno a la corte real. Pobrecito señor presidente, había dicho el profeta Servitje... El gatopardismo azteca se confirma: la dirigencia del PRD está considerando la posibilidad de restituir el Frente Amplio Opositor, obviamente con el PT y Convergencia. Esta columna, obsesionada con lo nuevo, propone que el coordinador sea nuevamente Jesús Ortega, para ver si nuevamente coordina la campaña de López Obrador... Y, mientras las armas futboleras se cubren de gloria ganándole a... Guadalupe, ¡hasta mañana!
La conquista del PRI, en alianza con el Partido Verde Ecologista de México (PVEM), de la mayoría de las curules de la Cámara de Diputados, permuta a este partido desde su papel de oposición responsable
a controlador de una parte central del Estado mexicano. Los priístas, por lo tanto, serán directamente corresponsables del inminente fracaso del Estado para resolver las necesidades básicas de los mexicanos durante los siguientes tres años.
Una de las lecciones más claras de los cinco procesos electorales federales celebrados a partir de 1997 es que la ciudadanía mexicana es cada día más consciente e independiente en sus preferencias electorales. Destaca en particular una tendencia progresista y crítica del electorado que lo ha llevado en múltiples ocasiones a rechazar el status quo.
Fox ganó la Presidencia en 2000 con base en un programa de renovación y cambio. Más allá de su franca traición a estos propósitos al cruzar la puerta de Los Pinos, su campaña ofreció soluciones concretas e inspiró esperanza en gran parte del electorado. Andrés Manuel López Obrador estuvo adelante en las encuestas durante años, y en 2006 casi logró colocarse en la silla presidencial, también debido a un mensaje de transformación radical de la política a nivel nacional. Logró extender sus bases de apoyo precisamente porque proyectó una imagen de cambio institucional y efectividad gubernamental.
El año 2009 no fue la excepción a esta tendencia. Las encuestas de salida de empresas como Mitofsky y BGC demuestran que al respaldar al Revolucionario Institucional en las elecciones intermedias, el electorado no buscaba regresar al pasado, sino que demandaba una defensa más enérgica de la economía popular, una forma distinta de combatir la inseguridad pública y una completa renovación de la política a escala nacional. El Partido Verde y los anulistas también se beneficiaron de este cándido anhelo.
Sin embargo, la total falta de coherencia entre este mandato popular y el desempeño del PRI y el PVEM en la Cámara de Diputados hará simplemente insostenible este espejismo. En lugar de proponer iniciativas ambiciosas e innovadoras, la coalición PRI-PVEM será sumamente cauta y conservadora. Con tal de mantener su popularidad, promoverá algunas leyes de estímulo económico y para el combate al crimen organizado. Pero no se atreverá a hacer nada que afecte los intereses económicos, políticos o sociales de los grupos fácticos que controlan el país, cuyo apoyo necesitarán para conquistar la presidencia en 2012. Tampoco propondrá cambios estructurales para el Estado mexicano que erosionen la autoridad presidencial, que ya sienten de regreso en sus manos en unos cuantos años.
Pero en medio de la tormenta económica y social actual, nadar de muertito
de esta manera no les servirá absolutamente de nada al PRI y al PVEM. Antes de que nos demos cuenta, la ciudadanía se decepcionará de la falta de un proyecto claro de parte de la nueva coalición hegemónica y empezará a buscar una vez más una opción de cambio político que pueda rectificar el rumbo del país.
La gran interrogante es si la izquierda electoral podrá reconciliarse con suficiente rapidez para proyectar una imagen de transformación política y social que le permita sacar provecho de esta coyuntura. No se trata, desde luego, de modernizar
al PRD, sino de presentar a la población una visión unida y clara de un proyecto alternativo de nación. Si tiene éxito en esta tarea, las perspectivas podrían ser muy buenas para conquistar el poder presidencial en 2012.
Este escenario, sin embargo, supone el ejercicio de cierta libertad de sufragio de los ciudadanos. El evidente pacto entre las principales televisoras y el PRI-PVEM, así como la consolidación y la expansión de prácticas de compra y coacción del voto, hacen pensar que posiblemente estemos destinados a retornar a la larga noche de los gobiernos priístas. Asimismo, la pasividad y la complicidad de las autoridades electorales ante los abusos tanto de las televisoras como de los gobernadores caciquiles parecen asegurar al PRI total impunidad en sus prácticas ilegales.
Pero las condiciones de lucha y resistencia de ninguna manera son más difíciles ahora de lo que fueron durante las gestas democratizadoras de las pasadas cuatro décadas, en las que ofrendaron su vida miles de militantes de izquierda. La victoria de Rafael Acosta y Clara Brugada en Iztapalapa, por ejemplo, demuestra que aún con los dados cargados en favor del adversario, el triunfo todavía es posible.