15 de noviembre de 2008

EL PRD FUE USADO, AMENAZADO, REPRIMIDO, EXHIBIDO Y ABSORBIDO


Pedro Echeverría V.
1. Los “chuchos”, Nueva Izquierda (NI) o los auténticos socialdemócratas (SD), desde hace por lo menos año y medio, cuentan con los delegados y la estructura necesaria para controlar al Partido de la Revolución Democrática (PRD). La realidad es que trabajaron mucho, sobre todo entre los políticos priístas de los estados de la República, para consolidar su idea socialdemócrata de partido. Sin embargo no les fue muy difícil porque el PRD nació cardenista, es decir, ex profesamente para competir en elecciones. Fueron algunos sectores un poco radicalizados, quizá ilusos, los que creyeron que el PRD podría ponerse al servicio de las luchas sociales. Sin embargo, con excepción de los viejos partidos anteriores a los años setenta, que nacieron para y en la lucha social y que tuvieron en sus banderas la revolución socialista, todos los demás nacieron de las elecciones y para las elecciones.
2. Si “la única vía para ascender al gobierno y al poder, como ha dicho López Obrador, es exclusivamente la vía electoral”, entonces quizá la socialdemocracia escogida por “los chuchos” sea el camino más correcto. Pero esa vía ha sido transitada en Suecia, Italia, Francia, España, Chile, Canadá, etcétera y lo único que han logrado, mediante reformas sociales, es renovar las formas de explotación capitalista, la alternancia de la misma clase política en el poder y, como países del viejo capitalismo, seguir conservando sus privilegios. En los hechos en el México del PRI hubo reformas agrarias, Seguro Social, escuela pública, ley de pensiones y jubilaciones semejantes a las de la socialdemocracia; pero la explotación se intensificó aunque con reformas que sirvieron de colchón. Cuando más el nuevo PRD chuchista podrá servir para frenar un poco a la derecha pero no para cambiar al país.
3. Con la consolidación del chuchismo en el PRD y su reconocimiento oficial puede también abrirse paso definitivo al tripartidismo siempre esperado en México: derecha panista, centro/derecha priísta y centro/izquierda perredista; los demás partiditos tendrán que acomodarse con uno o con otro. El dinero del presupuesto seguirá fluyendo y los privilegios serán cada vez mayores, sobre todo ahora que los acuerdos entre partidos, es decir, entre la clase política, pueden alcanzar altos niveles. Aquí puede entrar López Obrador si acepta disciplinadamente las reglas del juego; si no lo hace será totalmente marginado y silenciado, a no ser que continúe sus luchas en las calles, realice alianzas con el movimiento social y ahora sí “mande al diablo a las instituciones”. Pero ahora la lucha tendrá que ser en serio esperando cualquier represión o masacre encabezada por la burguesía y su gobierno.
4. La historia del PRD es una historia común; no tiene nada interesante porque es igual a la de casi todos los partidos políticos en México y en el mundo. En México es la historia de todos los partidos (llámense como se llamen) y en el mundo, como en otras ocasiones he escrito, basta con revisar en lo que se convirtieron los llamados partidos socialistas y comunistas de Italia, Francia, España y demás. Como dijera mi amigo: “los partidos son los condones de la libertad”, se dedican a capturar incautos o a quienes quieren lo mismo, para usarlos en su beneficio. ¿Para qué han servido sino para hablar en nombre del pueblo y dilapidar subsidios, para luego usar sus votos (hasta sin votos) como palanca para escalar cargos de gobierno y buenos ingresos? Por eso los anarquistas siempre fueron enemigos de los partidos y todo tipo de organización centralizada, con jerarquías y dirigentes permanentes.
5. ¿Quién no recuerda al pequeño Fouché mexicano del PRI, Reyes Heroles (padre de dos hábiles arribistas), cuando en 1977 (ante la tremenda crisis de participación electoral) lanzó la llamada reforma política con leyes y reglamentos, estableciendo subsidios millonarios, radio y TV, así como otorgando legisladores de partido o de minoría? En los años sesenta y setenta la juventud se había rebelado, los sindicalistas habían realizado cientos de huelgas, la participación electoral se desplomaba y ni el mismo candidato presidencial, López Portillo, había tenido competencia; así como también, el movimiento social independiente (sobre todo durante la guerra sucia) crecía sin control. Así que el consejero del príncipe y, al mismo tiempo funcionario de todos los moles, en 1977 le dio a la centroizquierda la oportunidad de formar parte del gobierno, de vivir cómodamente del presupuesto y a gusto.
6. Por eso escribí hace unas semanas que López Obrador (AMLO), aunque permanezca en el PRD, ya no será el candidato presidencial de ese partido. Los nuevos dirigentes del PRD, en los hechos, son los creadores de la llamada Nueva Izquierda que no es otra cosa que una corriente socialdemócrata que busca el poder (vía parlamentaria) por medio de negociaciones y acuerdos con los gobiernos panistas y priístas. Los “chuchos”, aunque dientes fuera digan respetar a López Obrador, la realidad es que condenan sus formas de lucha por poner a la movilización adelante, así como por sus declaraciones de confrontación con el gobierno ilegítimo de Felipe Calderón. Si hace un año la llamada “corriente orteguista” no era mayoría ahora representa mucho más de la mitad en delegados propios y aliados. Y su tendencia es a crecer con más fuerzas priístas y arribistas.
7. Un partido socialdemócrata es un partido electoral que respeta al Estado y a su gobierno, así como todas las leyes establecidas. Los Chuchos no podrán esperar ya que el presidente ilegítimo Calderón los invite a platicar sino que ellos, siendo consecuentes con su línea política, buscarán formalizar el reconocimiento. Jesús Ortega, no sólo negoció su reconocimiento con el Tribunal Electoral; también está comprometido a construir un partido civilizado, decente, moderno, respetuoso de la ley y las instituciones. Ese es el partido que pidió Octavio Paz y que han seguido exigiendo Krauze, los empresarios, los medios de información y los mismo panistas. ¿Aceptarán Encinas y AMLO la secretaría general para que los Chuchos les sigan jugando el dedo en la boca con delegados y votaciones ampliamente mayoritarias?
8. Decía entonces hace unos días que el comportamiento de López Obrador frente a los dirigentes de Nueva Izquierda, así como ha sido frente a Cárdenas, la APPO, Marcos, el EPR y otras corrientes de izquierda, ha sido siempre de respeto. A pesar de las críticas que ha recibido por no manifestar su apoyo, tampoco les ha respondido con críticas. Pero también decía que a pesar de que AMLO ha declarado públicamente que “el único camino hacia el gobierno es el electoral” no ha dejado de convocar movilizaciones que sin duda, ante la cerrazón, la corrupción y el crecimiento del desempleo y la miseria, podrían llevar a la radicalización del pueblo. Lo único que habría que exigir es que a esas movilizaciones se les de más contenido clasista para evitar que en algún momento sean frenadas. Ese es el gran valor de lópezobradorismo: la esperanza de que esas concentraciones se conviertan en un enorme poder de masas.
9. ¿Qué pasará cuando Nueva Izquierda haga aprobar con sus mayorías una entrevista con Calderón y, al mismo tiempo López Obrador continúe llamándolo públicamente gobierno usurpador? ¿Deberá AMLO guardar un silencio táctico? El poder de convocatoria de AMLO causa alarma y miedo entre la clase política y empresarial. Saben que así como reúne a decenas o centenares de miles en el Monumento a la Revolución, en el Hemiciclo a Juárez, en el Zócalo o frente a Televisa, así también esas mismas fuerzas pueden buscar alianzas entre otros sectores de trabajadores y bloquear carreteras, avenidas, instituciones bancarias y de gobierno o embajadas. ¿Qué pasaría si los problemas del país se agravan más en perjuicio de la población, si las luchas de los profesores, los campesinos y los obreros salen a las calles y el PRD, junto al PAN y al PRI, exige orden y represión? ¿Cuál va a ser la posición de AMLO.
10. Al parecer a López Obrador, como antes publiqué, le quedan dos caminos:
1. Llamar a la conformación de un nuevo partido nacional y
2. Negociar con el PT para que éste (que en su programa proclama la lucha por el socialismo) se transforme en un partido amlista.
En ninguno de los casos AMLO tendría muchas dificultades porque 1) ha recorrido tres veces el país y no le faltarían asambleas y firmas para el registro de un nuevo partido y 2) el PT lograría dar un inmenso salto que lo pondría por encima del PRD (NI) socialdemócrata. AMLO/PT podría ser el partido de izquierda y los “chuchos” de NI estarían más identificados con el PRI, por lo que no tendrían mucha razón para estar separados. Los gobernadores, legisladores y burócratas se quedarían en el PRD pero las oposiciones estarían con AMLO. Obviamente también los “intelectuales” responderían a sus propios intereses.
11. No se qué tan hábiles y capaces sean los dirigentes de un nuevo paratido para reunificar a la izquierda y las luchas de los trabajadores electricistas, profesores, petroleros, mineros, telefonistas y organizaciones campesinas y populares, pero si actúan teniendo claros los objetivos y éstos logran identificarse plenamente con los intereses del pueblo, será un partido de “nuevo tipo”, es decir, diferente a cualquier partido pro empresarial, burgués y derechista. Pero, ¿ese partido de izquierda social querrá construir López Obrador y sus amigos con sus movilizaciones o sólo se trata de una organización más que compita con la clase política por cargos dentro del mismo sistema de explotación? De todas maneras en los próximos pasos de López Obrador podremos ver si las cosas pueden cambiar radicalmente o todo será más de lo mismo donde se vislumbra una vuelta del PRI al gobierno nacional.
12. Estamos en 2008 y pronto será el bicentenario de dos grandes revoluciones. ¿Alguien se imaginó que en una sangrienta batalla de 11 años que se inició en 1810 con un “Grito de Dolores” fueran expulsados de México los conquistadores después de 300 años de cruel colonialismo? ¿Pensó alguien (en medio del derroche y la corrupción porfirista y los festejos “patrios”) que el pueblo mexicano se levantaría en armas en 1910 y lograría aniquilar al ejercito asesino que respaldaba la dictadura? Nadie, ninguna persona en su tiempo pensó en que el pueblo organizado y en lucha podría acabar con siglos o décadas de dominación. Hoy, en 2008, parece que la burguesía ha comenzado a perder la capacidad de dominación y el pueblo mexicano está ya desesperado y cansado de ser dominado. ¿Están dadas las condiciones objetivas y subjetivas en el pueblo mexicano para una nueva revolución? ¿Estaban dadas en 1810 y 1910?



Ortega y el TEPJF



Utopía

Eduardo Ibarra Aguirre

Por fin se materializa el acariciado sueño de Jesús Ortega Martínez de presidir el Comité Ejecutivo Nacional del Partido de la Revolución Democrática, gracias a la decisión unánime del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.

Quedaron atrás las cinco búsquedas que emprendió el líder de Nueva Izquierda, la corriente mayoritaria en el aparato del sol azteca –conformado por 5 mil hombres y mujeres dedicados de tiempo completo-- y ahora también en el Consejo Nacional, y que le dieron fama de candidato perdedor eterno, a pesar de las destacadas calificaciones políticas.
Notas sobresalientes que en el pasado fueron utilizadas por sus compañeros de partido pero no de corriente, para cerrarle el paso a sus legítimas aspiraciones, bajo señalamientos de oportunismo político, como si ignoraran que su formación básica la obtuvo en el Partido Socialista de los Trabajadores, reconvertido oportunamente en Partido del Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional –el impronunciable PFCRN-- y de su maestro Rafael Ignacio Aguilar Talamantes, paradigmas de la desde entonces izquierda moderna que practicaba subordinaciones políticas al gobierno en turno. No hay lugar, pues, para el engaño y la sorpresa.
Menos aún cuando Andrés Manuel López Obrador lo convirtió en jefe de campaña presidencial y, ya derrotado, a Nueva Izquierda le correspondió la mayoría de las diputaciones y senadurías del partido próximo a cumplir 20 años. Además Ortega Martínez presidió el Frente Amplio Progresista. Sorprenden los tiempos que escogió el presuntamente impolítico TEPJF para revocar la nulidad de la elección de la dirigencia del PRD que había decretado la Comisión Nacional de Garantías. Esto es: después de aprobada la reforma petrolera con un destacado protagonismo de los diputados y senadores de la corriente política ahora beneficiada y cuando ya estaba amarrado el acuerdo sobre el presupuesto en San Lázaro.
Pero sorprende más aún que el TEPJF privilegiara los aspectos cuantitativos de la elección perredista en demérito de los cualitativos, justamente como lo hizo con la elección presidencial. Incluso el polémico Flavio Galván Rivera se sinceró y exhibió el cobre: “la revisión fue compleja pero se fue haciendo el análisis sin pretender repetir la demanda política de hace algunos meses, que ya forman años, casilla por casilla y casi voto por voto”. A María del Carmen Alanís Figueroa --amiga de la pareja que sigue de luto en Los Pinos en forma dispareja--, y sus colegas no les arredró meterse hasta las entrañas de las casillas para readecuar las anuladas y validadas originalmente, recomponer el cómputo y anular 22.8 por ciento porque fueron “comicios viciados”, sin importarles que los estatutos del PRD fijan 20 por ciento de casillas con irregularidades para anular la elección, como lo hizo la CNG.
Con independencia del beneficiario, es evidente la intromisión de un órgano del Estado, difícilmente ajeno a influencias del presidencialismo absolutista realmente existente, en la vida interna del otrora denominado partido del 6 de julio.
No tiene nada de casual, por lo anterior, que Jesús Ortega subrayara enseguida del fallo emitido por el TEPJF que éste no obedeció al voto favorable que los legisladores de Nueva Izquierda dieron a la reforma petrolera.
Resuelto el desencuentro del perredismo en términos jurídicos por un órgano estatal ante la incapacidad mostrada por las corrientes y la dirigencia durante ocho meses, queda por resolver el disenso político que es el central y permanece intacto.
La capacidad de diálogo y de negociación de Alejandro Encinas Rodríguez y del exsenador parecen claves para abrir cauces a las soluciones unitarias, mismas que no se verán estimuladas con descalificaciones como las que hace Ortega de “los fanáticos” que lo impugnan y que, por cierto, son muchos.
Acuse de recibo
Del ingeniero Arturo Martínez Nateras al “Señor presidente. Le adjunto nota relacionada con Pedro Sánchez Arteaga y las víctimas civiles del avionazo del 4 de noviembre. El presidente de nuestro país no debe ser injusto, ni sectario. Comprendo su dolor personal pero México requiere en las tragedias del humanismo de Estado”… Falleció Lupus, colaborador de Colibrí, suplemento humorístico de Forum. Juan Amael Vizzuett Olvera lo describió en El Sol de México: “Se consideraba el último ciudadano de la antigua Roma y, en esta época en que se les rinde culto a los becerros de intangible oropel virtual, él gustaba de honrar a los dioses del Olimpo que simbolizaban la sabiduría, la voluptuosidad y el heroísmo. Fue el gran precursor del cineclub infantil en México y un erudito en materia de comedia fílmica. Estrechó las manos de la hija de Stan Laurel (El flaco) y de la nieta de Harold Lloyd. Se llamó Guillermo Xavier Orozco López, mas todos lo conocieron como Lupus”… La periodista Fátima Monterrosa ganó el concurso Every Human Has Rights (Todos los Humanos Tienen Derechos) por su reportaje Los sobrevivientes de Acteal, publicado en la revista semanal emeequis.