07-12-2007 |
1. Al parecer ya ningún otro grupo podrá frenar el acelerado avance de la corriente socialdemócrata Nueva Izquierda (NI) en el interior del PRD. Su líder (Jesús Ortega) lleva muchos años agazapado, ocupando segundos lugares; pero a partir de las últimas reuniones nacionales o congresos ha demostrado tener alrededor del 60 por ciento de los delegados nacionales de ese partido y ahora la corriente NI va con todo. En elecciones internas y ampliadas anteriores las diversas corrientes del PRD se unificaron para evitar que NI llegara al máximo cargo; pero en la última reunión nacional (después de gran discurso de López Obrador, que aparentemente logró la unidad) “los chuchos” sacaron los acuerdos que quisieron, entre ellos el más importante: que en la elección para presidente del PRD sólo participaran los miembros de ese partido; de ninguna manera seria abierta a simpatizantes, solidarios o público en general.
2. Sólo el grupo Bejaranista, a la izquierda real del PRD y con muchos enemigos en el perredismo, mantuvo durante años una fuerte resistencia al crecimiento de NI. Aquella corriente fue la que con más consecuencia y fuerza convirtió a AMLO en gobierno de la Ciudad de México. Pero sabiendo el gobierno de Fox que Bejarano era la mano fuerte, el personaje clave de AMLO, se dedicó las 24 horas a cazarlo con cámaras de video logrando acabarlo políticamente. Debilitada esta corriente por el gobierno y los medios de información, los orteguistas de NI crecieron como espuma. Todavía los cardenistas ganaron una elección con Rosario Robles y Godoy, pero Nueva Izquierda siguió creciendo. Hoy, ante el crecimiento del priísmo y la derecha al interior del PRD, parece que el destino de este partido está ya determinado. Puede pensarse en una próxima gran escisión que, en mi opinión, sigue siendo difícil porque las dos corrientes son muy parecidas.
3. Tanto en la cámara de senadores como en la de diputados, al interior de los legisladores del PRD, la corriente NI tiene amplia mayoría; pero al parecer también domina en los comités ejecutivos del PRD en las entidades de la República. Y no es porque trabajen mucho o sean los únicos en hacer su tarea. Nueva Izquierda, al contrario de otras corrientes del PRD, ha crecido (por un lado) por su posición política de estar abierta a afiliar o a apoyar a cualquier personaje o persona de otro partido así sea muy corrupto o arribista y, por otro, por mantener una posición conciliadora y negociadora respecto a los otra poderes del Estado y demás grupos de poder. NI casi ha convencido a la opinión pública (con el apoyo de los medios de información) que esa corriente es la única parte buena del PRD capaz de gobernar sin confrontaciones o desacuerdos. Y su permanente condena a los jóvenes “provocadores” y “porros” los ha acercado al poder.
4. Nueva Izquierda, se siente tan fuerte, que se da el lujo de confrontarse con el lópezobradorismo que busca mantener la unidad de los tres partidos que conforman el Frente Amplio Progresista (FAP) “Lo sentimos AMLO, aunque te seguimos necesitando como el mejor adorno que podemos tener ahora, esta vez volveremos a salir abrazados con el PAN y con el PRI, para que vea Calderón que actuamos con responsabilidad”. Ahora ha hecho un llamado para conformar un nuevo partido único de izquierda “para que desde sólo un partido se repartan las diputaciones y senadurías”. Calderón se muere de risa y felicidad: “los legisladores votan siempre unidos y salen felices después de servir a México”. ¿Quién dice que en México no hay unidad o hay un desconocimiento al gobierno ilegítimo de Calderón? Nada de eso, en México y en el extranjero, sobre todo en EEUU, Calderón parece no tener problemas.
5. Las corrientes que de alguna manera se agrupan alrededor de López Obrador hoy son minoría en el PRD, aunque fuera de él la fuerza de AMLO sea avasallante. Pero sería muy importante encontrar las diferencias entre estas corrientes. El primer lugar el excandidato presidencial parece no dar importancia a las pugnas internas en el PRD para dedicar su tiempo a estar en contacto directo con la población en sus giras de denuncia por toda la República. Sin embargo, aunque AMLO está preocupado por el comportamiento de los legisladores que parecen estar coincidiendo con el PRI y el PAN en todas las votaciones principales, sigue llamando a la unidad del PRD y apoyando (en lo fundamental) la política perredista hoy dominada por NI. La realidad es que tienen diferentes estrategias y campos de actuación, pero ambas corrientes coinciden en que la única manera de llegar al poder es mediante las elecciones y la democracia burguesa.
6. Aunque el gobierno del presidente ilegítimo Calderón ha logrado amenazar, reprimir y debilitar a los movimientos sociales de Oaxaca, electricistas, Atenco, mineros, siderúrgicos, de la CNTE y otros, la lucha social sigue presente y surge en el país cuando menos se espera. Aunque Calderón, como jefe del ejército mexicano siga extendiendo en la República a sus militares con el argumento de “combate al narcotráfico”, el descontento de la población se expande por la carestía de artículos básicos, los salarios miserables y por el desempleo que crece. Pero ni el PRD ni López Obrador se decidieron nunca a apoyar esos movimientos sociales. Al parecer, para ambas fracciones lo único que interesa es el proceso electoral y todos los fenómenos políticos que tienen que ver con la competencia por el poder. Dentro de sus esquemas no entran movilizar a las masas apoyando movimientos sociales o a los presos políticos.
7. Lo que preocupa es que con esos principios políticos, ¿qué podríamos esperar con un ascenso del PRD socialdemócrata al poder? Sin duda modernizar la política, hacerla menos corrupta y más transparente, lograr que los empresarios sean menos descarados en la explotación, que los medios de información no sean tan mentirosos y que las elecciones sean cada vez más “democráticas”; pero el sistema capitalista seguiría saqueando al país y explotando a los trabajadores. Cuando la socialdemocracia, agrupada en partidos “socialistas”, ocupó el poder en Francia, Italia, España, sus gobiernos casi no tuvieron diferencia con los gobiernos de partidos socialcristianos o los gobiernos de centro: Mitterrand no se diferenció mucho a los derechistas Pompidou o Giscard, pues todos orientaron la política francesa en sincronía con occidente. El PSOE de Felipe González mantuvo mucha similitud con UCD de Suárez y PP de Aznar.
8. Los trabajadores ya no quieren seguir apoyando movimientos que después se voltean contra ellos, como sucedió con la Revolución Mexicana, la Cristiada, el Cardenismo, las candidaturas de Vasconcelos, Almazán o Henríquez Guzmán, etcétera. Durante 71 años sufrieron una cruel dictadura de la gran burguesía financiera y burocrática representada por el PRI. A partir de 1982 vieron cómo el PRI nacionalista y demagogo impulsó a gobiernos derechistas al servicio del neoliberalismo y, a partir de 2000, con el argumento de “la alternancia” dieron el voto al empresario corrupto Vicente Fox para acabar con la dictadura del PRI, pero les fue peor. Los mexicanos acuden a votar por los miles de millones de pesos que el gobierno y los partidos dilapidan en propaganda pero cada día creen menos en los partidos y los políticos. Por eso la izquierda debe ser muy clara y muy honesta; también por el hecho de no serlo pierde prestigio. Seamos críticos.